Se despiden Snoopy, Carlitos y Shulz.
(publicado por el periódico EL NORTE)
El dibujante Shulz, de 77 años, falleció mientras dormía

EFE / Estados Unidos

Los Angeles.- La despedida de Carlitos y Snoopy de sus lectores ha coincidido
con la muerte de su creador, el dibujante Charles Schulz, quien siempre había
expresado su deseo de que su fallecimiento marcara la desaparición de su
familia de héroes de papel.

Schulz, de 77 años, falleció mientras dormía en su casa de Santa Rosa, California,
aquejado de un cáncer de colon que le había hecho retirarse del mundo que más
amaba, la historieta.

De acuerdo con su hijo Craig Schulz, el dibujante había sufrido una serie de
pequeñas trombosis tras la operación de urgencia a la que fue sometido el pasado
noviembre como consecuencia de este cáncer.

Sin que hubiera perdido una sola de sus citas diarias con sus lectores desde que
el 2 de octubre de 1950 publicara la primera historieta de Penauts, Schulz anunció
el pasado diciembre su deseo de retirarse para poder concentrarse en luchar contra
su enfermedad.

Como si se tratara de una premonición, el autor escogió el 13 de febrero como la
fecha de publicación de la última historieta dominical de las aventuras de Carlitos y
Snoopy, después de que estos pequeños personajes de cabezas redondas hubieran
abandonado las tiras diarias el pasado 4 de enero.

"Charlie Brown, Snoopy, Linus, Lucy... cómo voy a poder olvidarmede ellos", escribió
Schulz en esta historieta que ahora se ha convertido en su legado póstumo.

También será imposible que todos ellos, más Woodstock el pájaro, Schroeder el
pianista, la pelirroja Peppermint Patty o Sally, la hermana de Carlitos, entre otros, sean
olvidados por una legión de lectores y seguidores creada en este medio siglo por todo
el mundo.

Traducida a 21 idiomas y con 355 millones de lectores repartidos por 2 mil 600
periódicos de 75 países, las historietas de Penauts están consideradas como una de
las mayores muestras de la cultura popular estadounidense del último siglo y sus
personajes han sido descritos por el filósofo Umberto Eco como "la reducción en
pequeños monstruos infantiles de todas las neurosis de la civilización moderna".

Su trazo sencillo y su filosofía adulta oculta en la inocencia de la infancia también ha
dejado su huella en millones de productos relacionados con la familia Penauts.

De hecho Schulz, conocido entre familiares y amigos por el mote de "Sparky",
figuraba como uno de los artistas mejor pagados, cobrando en 1996 una cifra cercana
a los 33 millones de dólares.

"Se que tengo un talento muy limitado pero al menos se que lo he utilizado de la
mejor forma", declaró el artista en una de sus últimas entrevistas.

Sus orígenes como hijo de un barbero poco hacían pensar en su futuro artístico.  Nacido
en St. Paul, Minnesota, el 26 de noviembre de 1922, su afición por el dibujo le llegó tras
ver un anuncio que rezaba: "¿Le gustaría aprender a dibujar?".

"Muy al principio vi unas pinturas de Andrew Wyeth... y eso me alejó para siempre de
intentar coger un pincel", confesó el dibujante sobre su respeto por el arte con mayúsculas.

A cambio, a su vuelta de la Segunda Guerra Mundial donde estuvo alistado, Schulz creó
una forma de arte mucho más cercana a sus lectores, dando al mundo la aventuras de
Carlitos y Snoopy.

Inicialmente conocidos como "Lil'l Folks", para 1950 los pequeños personajes cabezones
y de trazo sencillo pasarían a llamarse Penauts, un nombre que nunca llegó a convencerle.

Penauts agrupaba una familia de populares personajes de historieta entre los que destaca
Charlie Brown -en la mayor parte del mundo hispánico, conocido como Carlitos-, un nombre
que tomó prestado de un amigo, un perdedor, incapaz de golpear la pelota pero dispuesto a
ponerle buena cara al mal tiempo.

Junto a él Snoopy, nombre de un perro de su infancia; un filósofo con forma de beagel,
cuyas ensoñaciones le llevan a protagonizar importantes aventuras aéreas y romances en el
desierto convirtiendo en su imaginación su caseta en un avión o un camello.

Aunque los pensamientos de Snoopy son conocidos por todos sus seguidores, ni el perro
ni su compañero, el pájaro Woodstock, pronunciaron nunca una palabra, ya que Schulz dejó
el diálogo para el resto de los miembros de la banda de Penauts.

"El hecho de que todo el mundo haya aceptado a Snoopy, a Carlitos, a Lucy, a Linus o a
cualquiera de los personajes de Peanuts ha sido una fuente constante de motivación en mi
obra", afirmó el autor en su carta de despedida.

Galardonado con el Reuben, el mayor honor en el mundo del comic, y elegido como el
dibujante del año en 1978, Schulz nunca consiguió el premio Pulitzer a pesar de su dedicación
al mundo de la prensa.

"Claro que el siempre ha sido más un filósofo que un periodista", explicó el dibujante Art
Spiegelman en recuerdo de un dibujante que siempre será recordado por frases como "la
felicidad es el calor de un cachorrillo".

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