NATURALEZA REGALA SUEÑO REPARADOR
(Aportación de Elizabeth)
Benedict Carey
Es común que un problema difícil en la noche se resuelva en la mañana una vez que el comité del sueño ha trabajado en él.

JOHN STEINBECK
Ya habrá tiempo suficiente para dormir en la tumba.

BENJAMIN FRANKLIN
Si el sueño no tiene una función completamente vital, es el mayor error que haya cometido la evolución.

ALLAN RECHTSCHAFFEN, CIENTÍFICO DEL SUEÑO
Desde hace más de 100 años, los científicos han intentado determinar por qué las personas necesitan dormir. No han averiguado mucho más de lo que rápidamente descubre todo padre recién estrenado: la falta de sueño lo hace a uno más insensato, más emocionalmente frágil, menos capaz de concentrarse y, casi con toda seguridad, más vulnerable a las infecciones. También saben que algunas personas se las arreglan muy bien con tan sólo tres horas por noche, incluso menos, y que hay personas que se han mantenido despiertas durante más de una semana sin sufrir problemas serios de salud.

Ahora, un pequeño grupo de neurocientíficos argumenta que una función vital del sueño, por lo menos, está ligada al aprendizaje y la memoria. Una cascada de nuevos hallazgos, en animales y humanos, sugiere que el sueño juega un papel fundamental en el almacenamiento de recuerdos importantes y, quizá, en ver conexiones que resultaban invisibles en estado despierto.

La teoría es polémica, y algunos científicos insisten que aún dista mucho de estar claro si el cerebro dormido puede hacer algo con los recuerdos que el cerebro despierto no haga también, en momentos de tranquila contemplación.

Sin embargo, las nuevas investigaciones subrayan una inmensa transformación en la forma en que los científicos han llegado a entender al cerebro dormido. En otro tiempo considerado una pantalla en blanco, una metáfora de la muerte, surge como una máquina activa y con propósito, una inteligencia secreta que por la noche sale a jugar -y a trabajar- durante los periodos cuando soñamos y durante los abismos del mundo de las tinieblas que conocemos como sueño profundo.

"Para hacer ciencia hay que tener una idea, y durante años nadie la tenía; consideraban que el sueño no era más que una aniquilación de la conciencia", dijo J. Allan Hobson, catedrático de psiquiatría, en Harvard. "Ahora sabemos que no es así, y tenemos unas muy buenas ideas de lo que pasa".

La evidencia siempre estuvo ahí. Los bebés hacen movimientos de chupar cuando están dormidos y sus párpados cerrados tiemblan, como si debajo de ellos, los globos oculares tuvieran vida propia. Sin embargo, no fue hasta principios de los 50, en un laboratorio en la Universidad de Chicago que los científicos registraron e identificaron lo que sucedía. Eugene Aserinsky y su asesor, Nathaniel Kleitman, publicaron, en 1953, un famoso documento en la revista especializada Science sobre el extraño sueño en estado inconsciente con movimiento rápido ocular, o REM (por sus siglas en inglés).

"Ése realmente marcó el inicio de la investigación moderna sobre el sueño, aunque nadie lo hubiera identificado así en ese momento", dijo William Dement, entonces estudiante de medicina en el laboratorio de Kleitman y ahora catedrático de psiquiatría y medicina del sueño en la Universidad de Stanford, en California. "Se necesitaron años para que la gente se diera cuenta de lo que teníamos".

Dement, enamorado de las teorías de Freud sobre los sueños, rápidamente se lanzó al estudio del REM. Encontró que era universal y que ocurría periódicamente a lo largo de la noche, alternando con otros estados. Les dio nombres: Etapas 3 y 4, o sueño profundo, cuando las ondas eléctricas se dan tan lentamente como el oleaje de alta mar; la Etapa 2, un nivel intermedio entre REM y el sueño profundo; y la Etapa 1, el sueño ligero.

Sin embargo, la investigación del sueño, como sus objetos nocturnos de estudio, entonces cayó del furor por el REM a la nada. "Hubo esta gran emoción, básicamente seguida por 40 años de cero; simplemente fue horrible", dijo Robert Stickgold, neurocientífico cognitivo en Harvard.

En los últimos 10 años, este campo ha encontrado nueva vida, al cambiar su enfoque hacia un área largo tiempo descuidada: el aprendizaje y la memoria. Estudios recientes sugieren que las etapas del sueño parecen estar especializadas para manejar tipos específicos de información.

Un lunes reciente por la tarde, en el laboratorio de Stickgold, en el Centro Médico Beth Israel Deaconess, en Boston, un estudiante postdoctoral, Matthew Tucker, investigaba los efectos de las siestas en las palabras memorizadas.

"Encontramos que si una persona toma una siesta que contenga un sueño de ondas lentas -sueño profundo- mejora el desempeño en las tareas de memoria declarativa, que requieren la memorización de información basada en datos como pares de palabras, en comparación con una persona que no se toma una siesta", dijo Tucker.

Quienes tienen un sueño sano normalmente caen en un sueño profundo en unos 20 minutos. Quizá pasen una hora o más en sueño profundo a principios de la noche y, por lo general, menos tiempo más tarde. En resumen, cuando se trata de memorizar datos, quizá sea más inteligente acostarse temprano y levantarse temprano que quedarse despierto hasta las 2:00 horas, sugiere la investigación.

El sueño REM, que se produce en mayor cantidad a horas posteriores en la noche, parece importante para el reconocimiento de patrones -para aprender gramática, por ejemplo, o para observar aves o jugar ajedrez.

En un estudio, en el 2003, Sara Mednick, entonces en Harvard y ahora en la Universidad de California, en San Diego, dirigió un equipo que hizo entrar al laboratorio a 73 personas a las 9:00 horas para que aprendieran a diferenciar entre una variedad de patrones con texturas. Algunos de los participantes tomaron entonces una siesta, de aproximadamente una hora, a las 14:00 horas y otros no la tomaron.

Cuando volvieron a someterse a la prueba, a las 19:00 horas, el grupo que descansó se desempeñó ligeramente mejor. Cuando volvieron a someterse a la prueba a la mañana siguiente, después de que todos habían dormido durante la noche, el grupo que tomó la siesta tuvo una puntuación mucho más alta. Las siestas incluyeron tanto REM como sueño profundo.

"Creemos que una siesta que contiene estos dos estados sirve aproximadamente igual para la consolidación de la memoria que el sueño nocturno, cuando se habla de aprendizaje con reconocimiento de patrones" , dijo Mednick. El sueño de la Etapa 2 también afecta a las personas de maneras que los científicos apenas empiezan a comprender. Carlyle Smith, de la Universidad de Trent, en Canadá, ha encontrado una fuerte asociación entre la cantidad de sueño de Etapa 2 de una persona y la mejora en el aprendizaje de tareas motoras.

Eso es algo que los músicos, entre otros, han percibido desde tiempo inmemorial. Una pieza que frustra sus dedos durante la práctica en la noche, suele fluir en la mañana.

Smith dijo que las personas suelen tener la mayor parte de su sueño de Etapa 2 en la segunda mitad de la noche. "La implicación de esto es que si se está preparando para un espectáculo, un recital musical, por ejemplo, o una actuación sobre patines, es mejor quedarse despierto hasta tarde que levantarse muy temprano", dijo. "Creo que es una locura esos entrenadores que hacen que los atletas u otros artistas se levanten a las 5:00 horas".

Subimal Datta, neurocientífico en la Escuela de Medicina en la Universidad de Boston, ha documentado que el cerebro, durante el sueño, está inundado de un baño químico que no tiene igual durante el tiempo que uno está despierto. Incluso antes de que se pueda detectar la etapa REM, dijo Datta, una pequeña bolsa de células en el bulbo raquídeo provoca un torrente de glutamato -un agente químico de activación- que lleva a la síntesis de proteínas y a otros cambios que sirven de apoyo al almacenamiento en la memoria a largo plazo.

"Durante el tiempo que estamos despiertos mil cosas suceden a la vez, la biblioteca está en proceso de llenarse, y no hay forma de que podamos procesarlo todo", dijo Datta. Mientras estamos despiertos, el cerebro también está en proceso de reunir mucha información valiosa de manera subconsciente, dijo.

"Es durante el sueño que tenemos esta condición especial para despejar esta sobrecarga, y estos procesos de REM entonces ayudan a almacenar lo que es importante", dijo Datta. Los sueños aún desafían la medición científica, pero también ellos tienen un lugar en la teoría en evolución del aprendizaje dependiente del sueño.

Es probable que durante la etapa REM, argumentan algunos científicos, el cerebro proceda a mezclar, cotejar y hacer malabares con los vestigios de memoria que ha preservado, buscando conexiones ocultas que ayuden a darle sentido al mundo. También podría ser responsable de ese don atribuido con frecuencia al sueño nocturno: la inspiración. Se dice que fue durante el sueño que se armó la tabla periódica de los elementos del científico ruso Dmitri Mendeleev. Los atletas, entre ellos el golfista Jack Nicklaus, también han hablado de visiones reveladoras que llegan durante el sueño.

El problema, dicen algunos científicos, es cómo estudiarlo. Para eso, coincide la mayoría de los neurocientíficos, se necesitará pensamiento muy creativo -tanto del tipo diurno como del nocturno.

Dormido, pero Activo

El sueño normal se compone tanto de sueño REM (movimiento rápido ocular) como de no REM, con fases de diversa profundidad. Una noche típica empieza con sueño no REM en una secuencia de ligero a profundo y de vuelta a ligero, seguido del sueño REM. En los adultos, el sueño de una noche puede consistir en entre cinco y seis de estos ciclos, cada uno con una duración de entre 90 y 120 minutos. Los niños más pequeños tienen más ciclos y son más breves.

Sueño REM

Actividad de ondas cerebrales (EEG)
Actividad muscular (EMG)
Movimiento ocular (EOG)

El cerebro es muy activo.

Éste es el periodo en el que ocurre la mayoría de los sueños. Hay movimiento rápido de ojos; el ritmo de respiración y la presión sanguínea varían ampliamente. Las extremidades quedan, para efectos prácticos, paralizadas, porque una región de control en el bulbo raquídeo envía señales para apagar las neuronas en la médula espinal, lo que nos impide actuar acorde a nuestros sueños.

Cambia el control de la temperatura corporal. No ocurre sudoración o escalofrío en respuesta a cambios en la temperatura ambiente.

No REM

1 SUEÑO LIGERO: Medio despierto, medio dormido. Los ojos están cerrados, pero se puede despertar fácilmente a la persona. Algunos experimentan estremecimientos.

2 VERDADERO SUEÑO: La respiración se hace regular. La temperatura corporal y el ritmo cardiaco se reducen al prepararse el cuerpo para el sueño profundo. Esta etapa cubre la mitad del sueño.

3 y 4 SUEÑO PROFUNDO: El cerebro empieza a producir ondas delta lentas. El ritmo cardiaco se encuentra en su nivel más bajo. En esta etapa pueden darse el sonambulismo o las pesadillas. Se eleva significativamente la secreción de la hormona del crecimiento. Se forman los huesos y los músculos; los tejidos se regeneran.

Fuentes: Chun Bai, Centro Médico SUNY Downstate; Subimal Datta, Universidad de Boston.

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