LENNON NUESTRO DE CADA DIA.
Publicado en el periódico EL NORTE versión internet.
Por MARCELA GARCÍA MACHUCA/El Norte

Monterrey, México.- Visten como uno. De hecho no hay nada en su atuendo que
les impida entrar a cualquier lugar o verse como empresarios, médicos o publicistas.

Los más jóvenes son adolescentes y los más grandes andan por los 50 y tantos.
Son gente culta o al menos tienen conciencia de la historia reciente, pueden tener
18 años y saber cómo funciona la realeza inglesa, qué fue Woodstock o cómo era
el Show de Ed Sullivan. Por supuesto, los sixties son su década favorita. Y no se
diga si saben de música.

Atienden a sus responsabilidades como cualquier persona. Aparentemente, son
gente normal, regios que viven en diferentes sectores de la Ciudad.

Pero basta que se mencione el tema para que empiecen a hablar con fervor de él,
son expertos en John Lennon y Los Beatles, tienen toda su discografía y su literatura,
algunos han hecho travesías largas para conseguir partituras y documentos raros, y
otros han pagado fuertes cantidades por objetos exclusivos, consideran dogmas de
fe ciertos hechos y dichos de su historia, una vez por semana se reúnen para
intercambiar material y opiniones y de cuando en cuando hacen fiestas en donde
nadie baila, sólo escuchan su música y ven videos antiguos. Uno de ellos se compró
un Audi amarillo, como el submarino.

Ellos son beatlemaniacos.

"¿Ya conoces este disco compacto?", pregunta Roberto. "Tiene todas las canciones
y las letras de Los Beatles. Si quieres te lo puedo copiar".

Un par de días después Miguel Oscar ofreció regalarme el mismo disco, dijo que por
favor lo aceptara.

Todas las personas que he conocido como "los más fanáticos de los fanáticos" de
Los Beatles me han querido dar algo del grupo, un diskette, un compacto, pases
para una fiesta, dedicarme una canción+ Desprendimientos desinteresados como
cuando los miembros de congregaciones incipientes reparten estampitas con sus
devociones: gente llena de fe, segura de que su misión en el mundo es llegar al
cielo con la mayor cantidad de fieles.

Gente apresurada por ganar más almas. Así son los fans de John Lennon y Los
Beatles.

En unos su fervor nació con el movimiento en los 60; y luego la devoción surgió
en quienes ni siquiera habían nacido cuando existió el grupo. Y así, generación
tras generación.

"Yo tenía 11 años, estaba tendiendo la cama de mi cuarto y pusieron Yesterday
en el radio. '¿Quién es?, ¡está preciosa la canción!'", recuerda Delia.

"Al final de la canción dijeron Los Beatles. 'Tengo que
conseguir esa canción a como de lugar', pensé, y me moví hasta que conseguí
un disco, ahí no venía esa canción, pero escuché las demás y me gustaron. Hasta
que encontré la de Yesterday, pero ya me habían gustado un chorro las otras
canciones".

Delia tenía sólo 9 meses de edad el 8 de diciembre de 1980, cuando luego de
firmar autógrafos para sus fans en Manhattan, John Lennon fue asesinado por
Mark David Chapman.

Nacía la leyenda del cuarteto separado e incompleto definitivamente, se extinguía
la esperanza de verlo reuni ficado otra vez+ Pero esto no tocó el corazón de Delia,
tuvo que pasar una década para que se encontrara con ellos.

Lo mismo le ocurrió a Roberto, pero en 1978. También tenía 12 años cuando Los
Beatles se escuchaban en la radio como parte del repertorio del rock mundial, antes
de que muriera Lennon.

Arturo también los conoció siendo un adolescente. Husmeaba entre los discos de
sus hermanos.

"Cuando tienes 13 años andas buscando las cosas de tus hermanos mayores. Me
encontré con dos LPs, A Hard Days Night y Let it Be, y los puse. Yo me quedaba
solo toda la tarde a escuchar esos dos discos hasta el cansancio. Había algo en la
música de esos dos discos que me llamaba mucho la atención, el ver a Los Beatles
del 64 y luego ver a los del 69, hay un cambio bien radical".

Arturo se hizo fan unos meses antes del disparo por la espalda que extinguió la vida
de Lennon.

Los Beatles ya eran viejos conocidos de Humberto cuando esto ocurrió, él los había
empezado a escuchar una década atrás, cuando él tenía 10 años y el grupo se
disolvía, con el tiempo atesoró partituras e intentaba igualarlos con su guitarra y su
voz.

Para esos apesadumbrados días, Miguel Oscar ya era un adulto de 30 años. Muy lejos
estaba su emoción la tarde de agosto de 1965 cuando los vio salir al escenario por la
puerta derecha del Comiskey Park de Chicago, donde creció. Pero el asesinato no
dejó de parecerle atroz, lo atravesó como el rencor que siempre guardó a Yoko Ono,
a quien culpaba de la separación del cuarteto 10 años atrás. Esta vez no había
remedio.

Como la mayoría de los beatlemaniacos, Delia, Roberto, Arturo, Humberto y Miguel
Oscar eran adolescentes cuando fueron tocados por la música del Cuarteto de
Liverpool.

Las discusiones sobre Los Beatles entre notables (fans calificados) son como
pequeñas asambleas.

"Probablemente porque murió tuvo más gloria", dice uno de sus amigos de la
reunión de los sábados.

"Bueno, vamos a esperar a que se muera McCartney", contesta Roberto, que es
defensor de Lennon.

Cuando Roberto Hernández habla con sus amigos fanáticos de Los Beatles, las
charlas suelen ser muy acaloradas, pues es un lennonista radical.

Roberto tiene 34 años, es propietario de una empresa de hardware y hace 12 años
se junta con un club de fanáticos de Los Beatles por la Colonia Cumbres.

"Si no hubiera muerto Lennon, McCartney lo hubiera superado musicalmente",
argumenta su contrincante.

Algunos del grupo opinan que muerto o no, Lennon de cualquier manera estaría
retirado de la música y no habría producido gran cosa.

"Pero McCartney era nice", replica Roberto, "sus canciones duran un mes o dos
mes en primer lugar y luego desaparecen completamente del mercado".

¿Los Rolling Stones son el grupo número dos de la historia del rock porque Los
Beatles se separaron o porque fueron mejores Los Beatles?, les pregunta.

Entonces ya nadie dice nada, todos son fans de Los Beatles y así no pueden
argumentar.

Roberto tenía 14 años cuando Lennon murió, ya era admirador del cuarteto.

"Estaba viendo el futbol americano, soy fanático. El encuentro era los Delfines de
Miami contra los Patriotas de Nueva Inglaterra. A eso del cuarto a las 11, el locutor
dio la noticia. Estaba hablando de tacleadas, de pases, de anotaciones y de
estadísticas, e hizo un paréntesis de 20 ó 30 segundos:
'Acaba de ocurrir un lamentable incidente; nos informan que fue baleado John
Lennon'", recuerda Roberto.

"Come together+ right now", grita como Lennon el cardiólogo Humberto Sánchez,
vocalista del grupo Yellow Sub. El y su hermano mayor, Alejandro, conocieron la
música de Los Beatles cuando tenían 10 y 12 años. Acababa de disolverse el grupo.

Si salía un disco nuevo que no se conseguía en México, se iban a
Laredo a comprarlo. Alejandro aprendió a tocar teclados y llevó partituras a su
casa y Humberto agarraba la guitarra. Fueron coleccionando la música escrita
de su grupo favorito. Crecieron y compraron instrumentos musicales.

Un día se dieron cuenta de que eran un grupo armado hasta los dientes y le
pusieron un nombre, Yellow Sub. Ha habido varios miembros, jóvenes unos
y cuarentones, como ellos, otros.

Yellow Sub toca por noteo, pisan los teclados, rascan las cuerdas y golpean la
batería según las partituras de Los Beatles, incluso, usando cuatro tracks como
ellos. Si el cuarteto de Liverpool tocara su música tal cual, con los instrumentos
de hoy, se oiría como ellos.

La primera vez que Arturo condujo un programa radiofónico de Los Beatles tenía
en una grabadora los anuncios publicitarios grabados del radio directamente, en
una consola ponía los discos, y él hacía los comentarios con algunos apuntes,
casi igual a lo que hace hoy, sólo que aquel agosto del 81 tenía 14 años, el único
público eran su madre y su hermana y la "cabina" era la sala-comedor de su casa.

Durante un mes, puntual y religiosamente, Arturo acudió a su "cabina" radiofónica
de ocho a nueve de la noche a conducir el programa.

El tenía muy claro que un programa de Los Beatles no debía tener sólo música
como los que se escuchaban, sino mucha información. De hecho, lo asegura hoy
a sus 33 años, seguramente es el fanático que más sabe de Los Beatles en
Monterrey, pues por su programa "Beatles Forever", que tiene cinco años al aire
en Stereo Siete y por el que tuvo en la 99, ha practicado la investigación como
profesional.

"Imagínate", dice apostólico y devoto, "¡es un grupo que después de 30 años sigue
dando de qué hablar!".

Como persona, Arturo prefiere a Paul McCartney, pero como promotor del movimiento
beatle reconoce que el grupo impactó en la historia por la combinación de sus cuatro
elementos.

"A lo mejor se va a oír grueso, pero John Lennon no fue lo máximo, no fue el gran
hombre que todos decían+", dice cauteloso. Arturo mide sus palabras para referirse
a los desaciertos de Lennon, pues sabe que tiene mucho impacto en su auditorio
tan juvenil y sensible.

"La edad clave para que entren en el gusto de Los Beatles es los 12 ó 13 años,
y más con John Lennon, empiezan a querer saber mucho de la vida de Lennon,
el pacifista".

Y eso se ve en las fiestas que organiza su programa radiofónico. El público es en
su mayoría adolescente, luego hay un vacío, después están los treintañeros que
vivieron en la pubertad la muerte de Lennon, y finalmente los genuinos seguidores
que datan de los años 60.

"La gente va a oír, no a bailar, y lo toman como una religión, van a apreciar la
música", asegura Arturo.

Si hay que enumerar sus características, diríamos que los beatlemaniacos póstumos
o posteriores al movimiento beatle -que son los más- son cultos, hablan inglés,
conocen la historia y son unos lectores voraces, como no vivieron la época, tratan
de entender el tiempo en que vivieron sus ídolos.

Estos fans empezaron a escuchar a Los Beatles siendo adolescentes, cuando sus
amigos estaban oyendo a los grupos del momento. Se sintieron inadaptados hasta
que se encontraron con otros como ellos.

A Arturo le han llegado a decir: "Tú eres como el pastor de todos nosotros".

Delia Medina aprendió inglés cuando empezó a escuchar a Los Beatles.

Su cuarto está tapizado de pósters de John, Paul, George y Ringo.
Su madre le dice que ya se peine de otra manera, que deje el apartado por en
medio de los 70 porque como usa lentes de aumento redondos se parece a Lennon.
Delia dice que es casualidad.

Ella tiene de edad lo mismo que Lennon de muerto. No desprecia la música moderna,
pero en realidad es parte de un gremio que la hace diferente a las jóvenes de su
edad.

"No había nadie con quién hablar de Los Beatles", recuerda de sus tiempos de
prepa, así que aprendió a tener una doble vida, a hablar con sus amigas de Luis
Miguel y en privado rendir culto a la leyenda inglesa.

Su época preferida de Los Beatles, como para la mayoría de los fanáticos postreros,
es después de los álbumes "Sargeant Pepper's Lonely Hearts Club Band" y "Yellow
Submarine", después de 1966, cuando se vuelven más conceptuales.

En su época, Los Beatles prendieron el fuego en el público femenino con sus
álbumes más simples -los hombres preferían a los Rolling-, explica Arturo, y al
volverse mito se fueron agregando más seguidores masculinos.

Pero Delia acepta, si su mamá la hubiera dejado ir al concierto de McCartney en la
Ciudad de México, ella hubiera gritado con toda su garganta como niña de crinolina.

Con toda su garganta de adolescente gritó Miguel Oscar aquel 20 de agosto de
1965.

El creció en la ciudad de Chicago. Como no tenía hermanos, fue solo al concierto
de Los Beatles, su padre lo dejó a las puertas del estadio de los Medias Blancas,
el Comiskey Park. Era un espectáculo sano para un chico de 14 años.

"Fui a verlos tocar, no se podía oír. Oía los gritos de los
otros, lo más seguro es que yo también estaba gritando", recuerda Miguel Oscar.

"Yo tenía la imagen de Los Beatles más limpia, más inocente, sobrios al vestir.
Al separarse ya no fue lo mismo". Para Miguel Oscar "la música se acabó con
Los Beatles".

"Hasta la fecha sigo con Los Beatles. Yo soy un músico frustrado".

El y sus compañeros tenían un grupo.

"Y a medida que me fui haciendo grande, y después viejo, yo sigo comprando
música de Los Beatles, me sigo preocupando por tratar de mejorar las canciones
que ya me sé en la guitarra. Para mí ya no hay otro grupo en este siglo que pasó
y en el que viene.

Estuvieron en el momento exacto en el lugar exacto".

"A veces pienso que todavía está vivo, con nosotros, que está componiendo",
divaga Roberto, el más fanático de Lennon de todos.

Entre el exclusivo grupo de coleccionistas serios de material de Lennon y Los
Beatles en Monterrey, él es uno de los más importantes. Hoy tiene una colección
alemana de discos de vinil, unos 30 discos compactos piratas de Lennon, 50
viniles más de colección y algunos otros piratas.

Tiene demos en donde Lennon está tocando y dando instrucciones a sus músicos.
Uno de ellos es "Woman".

"Es que, si escucharas+", dice Roberto.

Si tuviera sólo un día en la vida para estar con Lennon le pediría que lo llevara
a donde escribió sus canciones, "Don't Let me Down", "A Day in the Life" o
"Imagine".

"Componga, maestro", le diría.

Delia comentó unos días más tarde que ella le preguntaría si le gusta como lo
recordamos.

Diego, de 23 años, y Paula, de 20, sobrinos de Roberto; Indira 22 y Oscar 17,
hijos de Miguel Oscar; Adolfo de 17 y Evelin de 15, hermanos de Delia; Bruno de 4,
hijo de Humberto. Ellos ya heredaron la flama y la devoción. Cuando sus tutores
mueran, John Lennon y Los Beatles vivirán en ellos.

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