EL BESO DE UN AGUILA
(Ap. de nuestra amiga Carmen Vázquez)

ESTA ES LA CLASE DE HISTORIA QUE NECESITAMOS CONOCER, CUANDO ESTAMOS SEGUROS QUE EL MUNDO SE NOS HA ESCAPADO FUERA DE NUESTRO CONTROL.
NO EXISTEN MUCHAS PERSONAS QUE PUEDAN TENER EL PRIVILEGIO DE OBTENER UNA FOTO TAN ESPECIAL COMO ESTA.


Libertad y Jeff.

Libertad y yo hemos estado juntos 11 años en este verano.

Llegó como un bebé en 1998, con dos alas rotas.  Su ala izquierda no se abría hasta el final, incluso después de la cirugía, se le habia roto en 4 lugares.

Ella es mi bebé.

Cuando Libertad llegó a mi, tenía las dos alas rotas. Estaba demacrada y cubierta de piojos. Decidimos darle una oportunidad en la vida, así que la tomé y la llevé a la oficina del veterinario. A partir de entonces yo siempre estuve a su alrededor. La hemos tenido en una enorme jaula de perros con la parte superior abierta, a la cual llenamos con periódicos cortados en tiras para que ella
estableciera su nido, y así pudiera acostarse y descansar. Yo solía sentarme y hablar con ella, instándola a vivir, a luchar, mientras ella se quedaba mirándome con esos ojos marrones grandes.

También tuvimos que alimentarla dándole comida a través de un tubo durante semanas.

Esto se prolongó durante 4-6 semanas, y para entonces todavía no podía mantenerse parada por si sola.  Llegó al punto en que se tomó la decisión de practicarle la eutanasia si es que ella no podía mantenerse en pie por si sola, en una semana.

Usted debe imaginarse lo difícil que era para mi, tomar ua decisión de ese índole.

No quería cruzar esa línea entre la tortura y su rehabilitación, pero parecía que la muerte nos iba ganar. A ella se le iba a dar oportunidad, hasta ese viernes, pero si no reaccionaba, se le pondría a dormir.

Supuestamente yo debía visitarla por última vez la tarde del jueves. Yo no quería ir porque no podía soportar la idea de verla sacrificar; pero me fui de todos modos, y cuando entré al Centro, vi que todo el mundo estaba con una sonrisa de oreja a oreja. Fui inmediatamente de regreso a su jaula, y allí estaba ella, de pie por su cuenta, una grande y bella Águila. Estaba lista para vivir.

Yo estaba casi con lágrimas en mis ojos en ese momento.

Fue un día muy bueno, y muy especial para mí...

Sabíamos que no podía volar, así que el director me pidió que obtuviera un guante de entrenar.

Me dio el guante, una correa para sujetar la pierna del aguilacon un anillo para fijarlo a la correa en mi mano, entonces empezamos a hacer programas de educación para las escuelas en el oeste de Washington.

Terminamos en los periódicos, la radio (aunque no lo crean) y algunos programas de Televisión.

En "Se admiten Milagros" incluso se hizo una demostración acerca de nosotros.

En la primavera de 2000, fui diagnosticado con linfoma no-Hodgkin. Tuve la etapa 3, que no es bueno (en un órgano principal, más en otras partes), por lo que terminé haciendo 8 meses de
la quimioterapia. Recuperar el cabello.  Me perdí un montón de trabajo.

Cuando me sentí lo suficientemente fuerte, yo iría a las montanas de Sarvey para tomarme con Libertad la dicha de dar un paseo. Estaba ansioso por ver la reacción de Libertad.

También ella me ayudaba vieniendo a mí en mis sueños y me ayudo a luchar en contra de el cáncer.  Esto sucedió una y otra vez.

Un avance rápido hasta noviembre de 2000.

El día después de Acción de Gracias, fuí para el último examen.  Me dijeron que  el cáncer ya no existia.  Se había ido.

Todos mis martirios y preocupaciones se han ido después de 8 rondas de quimioterapia, mi última opción era un trasplante de células madre.

De todos modos, hicieron las pruebas, y yo tenía que volver el lunes para los resultado finales. Fui el lunes, y me informaron los doctores, que todo el cáncer había desaparecido.

Así que lo primero que hice fue levantarme y llevar a la chica grande a dar un paseo.

Era una mañana con niebla y muy fría.  Quería ver si se atrevía a volar aunque fuera un vuelo corto.  Fuí con una correa para sujetar la pierna del Águila con un anillo para fijarlo a la correa de mi mano...
y salimos frente a la parte superior de la colina. Yo no había dicho ni una palabra a Libertad, pero de alguna manera lo sabía.

Ella me miró y me envolvió  con sus inmensas alas hasta donde yo podía sentir su presión y toda su fuerza en mi espalda (Yo estaba envuelto por las alas del águila).

Entonces me tocó la nariz con su pico y se quedó mirandome con sus ojos, quedándose allí muy tranquila por no sé cuánto tiempo.

Emprendió un corto vuelo y regresó a mí. Ese fué un momento mágico.

Hemos sido amigos del alma cada vez desde que llegó a mi vida.

Esta es un ave muy especial.

Nunca me olvido de que tengo el honor de estar tan cerca de un espíritu tan magnífico como Libertad.

¡Espero que hayan disfrutado esto!

En memoria de alguien que usted conoce que ha sido abatido por el cáncer o sigue viviendo con él o simplemente alguien que disfruta de una gran historia de valor y fé.
 
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El beso de un aguila

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