Experiencia de una mujer al volante
(Aportación de nuestra amiga Carmen Katherine "Katy")
El Sábado pasado fui a una librería cristiana y vi una calcomanía que decía
"Suene su claxon si ama a Jesús".

Me sentía un poco deprimida porque acababa de asistir a una presentación de
nuestro coro que fue espantosa además de una reunión de oración, pero  compré
la calcomanía y la pegue en la defensa de mi coche.

Oh! me puse tan contenta de haberlo hecho, porque después de eso tuve una
experiencia inolvidable.

Al parar en una luz roja de una intersección muy transitada, empece a pensar en el
Señor y en lo bueno que es. No me di cuenta cuando la luz cambió. Es bueno saber
que alguien más ama a Jesús porque de no haber sonado  su claxon, nunca hubiera
visto que la luz estaba verde.

Pude darme cuenta de que mucha gente ama al Señor porque cuando estaba por
arrancar una persona empezó a sonar su claxon como loco y abrió su ventana
y  gritó, "por el amor de Dios"......!

Todos empezaron a sonar sus claxon. Saqué mi cabeza por la ventana y empecé
con mi mano a saludar y sonreír a toda esa hermosa gente. Hasta soné mi claxon
unas cuantas veces para compartir aquella demostración de amor!

Creo que había un hombre de Florida allá atrás porque lo oí gritar y decir algo sobre
una "Sunny beach"...... Vi a otro hombre saludándome de una manera muy chistosa,
tan solo con el dedo de enmedio. Mi hijo venia en el asiento de atrás y le pregunte
que quería decir eso y me dijo que tal vez era un saludo Hawaiano para desear
buena suerte o algo así. Le creí pues yo nunca antes conocí a alguien de Hawaii.

Una vez más me asome por la ventana y le devolví a aquella persona el saludo de
la buena suerte. Mi hijo se echo a reír, hasta el estaba disfrutando de aquella
experiencia religiosa.

Algunas personas estaban tan llenas de regocijo que bajaron de sus coches y se
enfilaron hacia mi. Estoy segura que ellos querían orar conmigo o tal vez preguntarme
a cual iglesia asistía, fue en ese instante que me di cuenta que la luz había cambiado
a verde nuevamente.

Le dije adiós a todos mis hermanos y conducía mi auto através de la intersección. Me
di cuenta que solo yo había logrado pasar, ya que la luz cambio en ese instante a rojo
y me sentí un poco triste de tener que dejar a todos atrás después del hermoso amor
que compartimos. Así que pare mi coche y asomándome por la ventana con mis dos
manos, le envíe a todos el saludo hawaiano de la buena suerte.
 

 Oh!   que grande es el Señor por tener tan bellos seguidores.

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