Malentendido
(aportación de nuestra amiga Ruth Palma)
El Señor y la señora llevaban ya bastantes años de casados y no habían logrado
tener familia. Suspiraban los dos por un hijo. Consultaron a muchos doctores y
recurrieron a todos los tratamientos, pero sin resultado alguno.  Por fin un médico
encuentra la causa del problema; el marido era estéril, y no podía engendrar.

¿Qué debemos hacer doctor? -Preguntan ambos- “Alguna parejas -dice el galeno-
recurren a la fecundación artificial, pero éste es un procedimiento costoso y que
suele fallar mucho”.

Otras parejas utilizan algo más sencillo y natural; buscan a un padre sustituto
¿Qué es un padre sustituto? -pregunta la señora- y el doctor les explica; “Es un
hombre escogido con cuidado que hace por una sola vez las funciones del esposo,
de modo que la mujer quede embarazada”.

La señora vacila un poco, pero su marido le dice al doctor que él no tiene inconveniente
en aceptar aquello, con tal que su esposa vea realizada su ilusión de ser mamá. Y en
efecto, pocos días después por intermedio del doctor, se contrata a un joven y se hace
la cita para que el siguiente domingo, por la mañana, ausente el marido de la casa, vaya
a visitar a la señora y cumpla su tarea.

Sucedió sin embargo, que un fotógrafo de niños que había sido llamado a una casa
cercana para retratar a un bebé, se equivocó de domicilio y llegó al de la señora.

-Buenos días- se presenta - Vengo por lo del niño. Si, dice ella con timidez; -pase Usted-
entra el fotógrafo pues la señora creía que era el padre sustituto.

¿Gustaría Usted, tomar algo antes? -Inquiere ella- “No, gracias” -responde el tipo- el
alcohol, no es bueno en mi trabajo, lo que quisiera es comenzar cuanto antes.

-Muy bien, dice la señora- ¿Le parece si vamos a la recámara? -Puede ser ahí- contesta
el fotógrafo, pero también me gustaría uno aquí en la sala, dos en el baño y otro en el
jardín.

Pues ¿Cuántos van a ser? -se alarma la señora- “ordinariamente son cinco en cada
sesión” -responde el hombre- pero si la mamá quiere pueden ser más, depende. Y
sacando un álbum del portafolio, le dice; “Me gustaría que antes viera algo de lo que
he hecho”. Tengo una técnica especial y única, que ha gustado mucho a todas las
madres. Mire el retrato de este niño tan bonito. Lo hice en el parque público, a plena
luz del día. ¡Cómo se juntó gente, a verme trabajar!!! Esa vez me ayudaron dos amigos,
porque la señora era muy exigente, con nada le podía dar gusto. Para colmo, tuve que
suspender el trabajo porque llegó una ardilla y comenzó a mordisquearme el equipo.

La señora estupefacta, oía todo aquello... “Ahora, vea a estos mellizos -Sigue
presumiendo el fotógrafo- En esta ocasión, si que me lucí: todo lo hice en menos de cinco
minutos. Llegué y ¡paf¡ ¡paf¡ dos tomas y mire los gemelos que me salieron. “La señora
estaba cada vez, más asustada” con este niño batallé un poco más, sigue el fotógrafo
-porque la mamá era muy nerviosa, hasta que le dije: mire chula, Usted, voltéese al otro
lado y déjeme a mi hacer todo “Ella se volteó y así pude hacer mi trabajo” a estas alturas,
la mujer estaba ya al borde del soponcio ¡¡¡

¿Quiere que comencemos señora? -pregunta el fotógrafo, guardando su álbum- ella responde temblorosa “A la hora que Usted diga” -muy bien, dice el fotógrafo poniéndose de pie, permítame nada más ir a la camioneta a traer mi trípode. -Pregunta espantada la señora ¿Trípode, para qué? -Si, responde el fotógrafo- es que sabe usted, mi aparato es muy grande y necesito un trípode para apoyarlo, porque ni con las dos manos lo puedo sostener... Señora¡¡¡ que le pasaría, se desmayo¡¡¡ de pronto!!!.

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