¿Le piden su opinión sobre algo y usted quisiera que se lo tragara la tierra? Ya no se preocupe, aqui le decimos...
Cómo salir airoso de cualquier conversación
(Selecciones de Octubre de 1996)
DEBO DE SER UNA IGNORANTE de siete suelas --se lamenta mi esposa cuando volvemos a casa de una cena--. Todos hablaban de libros, peliculas y politica, y lo único que yo hice fue estar sentada como fardo. No he leído esos libros, no he visto esas
películas y la politica me vuelve loca.

Sin duda mi mujer tiene un problema, pero éste no tiene nada que ver con su inteligencia, que es tan aguda como el que más.  Su única y trágica deficiencia es su honestidad.

La franqueza es una desventaja paralizante en una conversación mundana. Entiéndaseme bien: no estoy defendiendo la mentira.
A lo que me refiero aqui es a un arte superior, como puede serlo la tauromaquia. El buen matador de la charla de sobremesa
puede esquivar los peligros, avanzar, retroceder y bailar al borde del desastre.

En cierta ocasión conoci a un individuo que eludia los cuernos de sus interlocutores con tal desparpajo y  soltura que daban
ganas de gritar:  ¡Ole!" Por ejemplo, si le preguntaban:  "¿Ha leído usted el Quijote?": contestaba: "No ultimamente". Desde luego, nunca lo habia leído, pero, ¿por qué desentonar en una conversación tan agradable?

Otro día, cuando le preguntaron si habia leído el Infierno de Dante, el hombre respondió: "No en español" Me quedé pasmado.
Con tres palabras en las que no había ni asomo de mentira dió a entender tres falsedades: que si había leído la obra, que conocía perfectamente al italiano del siglo XIV, y que, como purista literario, jamás se conformaría con una traducción.  ¡Asombroso!

 He aquí algunos trucos útiles para convertirse en un gran torero de la conversación:

 Remansos de oratoria.  Tenga siempre a mano unos cuantos temas inofensivos y suficientemente interesantes que le permitan
 hacer observaciones generales de dudoso valor, pero tan oscuros que só1o un experto sea capaz de desenmascararlo.

Considere los siguientes tópicos:
Física cuántica. Pocos temas son más ambiguos. Se trata de un terreno que desconcertaba al mismo Einstein. El aspecto más
conocido de esta disciplina es algo que se Ilama "el principio de incertidumbre".  Hubo un físico famoso que gustaba de hacer
comentarios crípticos sobre la naturaleza de la realidad, y que luego se moría de risa ante la cara de azoro que ponían sus
alumnos.

Los rollos del mar Muerto. Durante muchas décadas, estos antiguos textos fueron objeto de estudio por parte de un reducido
grupo de eruditos en temas bíblicos, que no permitían que nadie más los viera, quizá porque ellos mismos no habían descifrado
su contenido.

Unas palabras de advertencia: antes de pasar a la mesa, circule entre los invitados y converse brevemente con ellos para  saber qué temas evitar.  Una vez me pasé 20 minutos diciendo incoherencias sobre la Revolución Cultural china sin saber que  el sujeto que estaba sentado junto a mi era una destacada autoridad en la historia de ese país.

Adjetivos para toda ocasión. Se trata de palabras descriptivas que se pueden aplicar a casi cualquier cosa. Cuando le pidan  su opinión acerca del autor de un libro, obra de teatro, pelicula o pieza musical de los cuales no tenga usted noticia, diga:
"Prefiero sus primeras obras. Son mis prístinas". (Son pocas las personas que saben que el significado de "prístino" es  primero".)  O bien, diga: "Prefiero sus obras posteriores. Muestran mis madurez".

Trivialidades útiles.  Puede dar la impresión de ser muy culto sin necesidad de hablar hasta por los codos.   Referirse a un dato poco conocido en un momento elegido estratégicamente puede hacer pensar a sus interlocutores que es  usted un erudito. Por ejemplo, el hecho de que la esposa del escritor inglés D. H. Lawrence, Frieda, era prima del barón Von Richthofen, mejor conocido como el Barón Rojo, se puede mencionar, afectando un tono de indiferencia, en conversaciones sobre D. H. Lawrence, el Barón Rojo, los suegros o las relaciones sexuales.

Opiniones irrefutables.  En el curso de una conversación es inevitable que alguien de pronto le pregunte: "Y usted, ¿qué opina al respecto?  Naturalmente, no puede decir lo que piensa porque no ha estado prestando atención. De hecho, quizá estaba recordando el extraño ruido que hacía su coche cuando se dirigía usted a la reunión.

He aquí tres buenas opiniones  aplicables a cualquier tema e imposibles de refutar: "Depende" "No se puede generalizar" "Las cosas son distintas en el  sur"  Hábiles evasivas.

Si algún impertinente comete la grosería de quererlo desenmascarar, conserve la calma.  Hay varias  salidas:  Use un lenguaje oscuro.  Cite las palabras del eminente fisico danés Niels Bohr: "Hay verdades triviales y grandes  verdades. Lo contrario de una verdad trivial es a todas luces falso. Lo contrario de una gran verdad es también verdad".

Una vez dicho esto, levántese de la mesa mientras su interlocutor se quiebra la cabeza tratando de entender lo que usted  acaba de espetarle ó bien, señale hacia la ventana y grite: "¡Miren eso!" con objeto de desviarla atención de la concurrencia.   El riesgo que corre es que, al volverse, los presentes vean a dos perros compartiendo unos momentos de feliz intimidad en  el jardin.

Como última alternativa, tome un bocado de carne y mastíquelo pensativamente, como quien medita una respuesta. Luego contenga  la respiración y llévese las manos al cuello. Salga corriendo del comedor y láncese sobre el respaldo de un sillón para
que todos crean que se está practicando la maniobra de Heimlich.  Por fin, recupere la compostura, mire a sus horrorizados
espectadores y diga con toda calma: "Ya estoy bien".   Si su actuación es convincente, los invitados olvidarán el  desafortunado incidente que dió lugar a su contratiempo, y lo felicitarán por su presencia de ánimo.

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