UNA HISTORIA SUCIA
Selecciones del Reader's Digest de Abril de 1990
Por Silvia Gómez Medina
Se ha cometido un crimen, y ya sabemos quién es el culpable.

En Julio pasado, usted disfrutó de un día de campo al Oeste del Distrito Federal,
en el Sur de la Sierra de las Cruces.

No dejó su nombre ni su domicilio, y tampoco lo vimos; pero sabemos mucho de
usted por las 321 cosas que dejó tras de sí.

Este lugar, donde incontables pinos y oyameles se miran en el espejo de una represa,
se ha conocido desde hace más de un siglo como el Desierto de los Leones, y es uno
de los parques nacionales más antiguos de México.  Se trata de un lugar encantador,
y quizá haya sido su belleza lo que lo animó a venir, ya que se tomó la molestia de
traer su cámara de 35 milímetros, y de acabarse tres rollos de 36 exposiciones para
conservar un recuerdo del paisaje.  Con todo, no se preocupó por arrojar a la basura
las cajas de los rollos.

Ese día usted cumplió años (36, a juzgar por el número de velitas).  Tal vez por
tratarse de una ocasión tan especial se permitió olvidar un poco la báscula, pues, del
pastel con que se festejó, sólo quedaron los cabos de las velitas blancas y una charola
de plástico, toda embarrada de betún.

Usted tiene cierto don de mando, ya que organizó con sus invitados una competencia
que consistía en hacer estallar globos atados con hilo a los pies.  Pero, al parecer, ni
usted ni sus amigos gozan de muy buena condición física, pues sólo hicieron estallar 32.

Por cierto, quizá al vencedor de ese concurso le gustaría regresar al lugar del crimen a
recuperar la coronita de papel de aluminio con que lo premiarion y que dejó olvidada
sobre la mesa de cemento que comieron.

Si no es usted decorador de interiores, al menos tiene un claro sentido de la estética.
Los 16 cascarones de huevo, triturados y dispuestos en montoncitos en torno de la mesa,
le dieron a ésta un toque muy elegante.

Usted y sus amigos son fumadores, aunque de gustos diferentes (una cajetilla de Marlboro,
una de Viceroy y otra de Raleigh).  Las huellas de lápiz labial que se ven en algunas colillas
confirman la presencia de por lo menos una mujer.

El bebé que asistió al día de campo dejó pistas inconfundibles hasta para el detective más
Bisoño: dos latas de leche Clavel y dos pañales desechables... usados.

En verdad era mucho su interés por venir a este lugar, pues, sabiendo que su auto estaba
tirando aceite, se atrevió a sacarlo a la carretera.   Pese a ello, no quiso arriegarse
demasiado, así que primero se detuvo a comprar una lata de aceite Brío.. De paso, le diré
que la idea de ocultar la lata vacía debajo de dos troncos fue un ardid muy ingenioso, que
confundirá a los futuros arqueólogos.

Aquel día debió de hacer mucho calor.  Se necesitaron siete latas de jugo de frutas Boing,
cuatro naranjadas Bonafina, cuatro Diet Cokes y un litro de jugo de tamarindo Jumex para
apagar la sed.  Los envases y latas vacíos aún están estratégicamente colocados sobre
las bancas, tal como usted los dejó.

En el Desierto de los Leones comió carne asada al carbón (los perros no pudieron alcanzar
algunos restos de la carne por haberse quedado ésta pegada a la parte superior de la parrilla).
También comió elotes (6 olotes), sandwiches (una bolsa de pan Bimbo), chiles rellenos de
queso, chicharrón con limón y salsa picante (7 bolsas de plástico con residuos de éstos
alimentos) , chocolates Toblerone (siete cajitas) Pastillones, (6 envolturas), pistaches
(inumerables cáscaras) y ombones, algunos de los cuales se quemaron y se quedaron
pegados al asador.  Una dieta inusitada para una persona enferma (una bolsa de plástico del
Laboratorio Médico del Chopo).

Ser distraído tiene sus desventajas.  Por no lleva servilletas, se vió obligado a utilizar pañuelos
desechables (15, de color lila), papel de estraza (12 piezas), y una docena de toallitas húmedas
de bebé.  ¡Qué pulcro es usted cuando come!

También supimos que compra sus comestibles en Comercial Mexicana (dos bolsas grandes
de plástico que el viento andaba arrastrando en remolinos).

Mucha gente ha dejado basura en el Desierto de los Leones, pero usted se lleva la palma
por haber dejado la mayor cantidad de ella en una sola ocasión, y por ser quien más pistas
ha aportado sobre su persona.

Se me olvidaba un detalle: exactamente a medio metro de la mesa donde comió, había un
bote de basura con capacidad de por lo menos 200 litros.  ¿Por qué no lo usó?

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