FRASES SELECTAS DE FACUNDO CABRAL.
(Alchilazo.net )

Las canciones de Facundo Cabral fueron de las predilectas de mi adolescencia. Sin pretención de originalidad, Cabral nos acercó a lo esencial del viaje vital, fue un maestro a la hora de tomar enseñanzas de distintos credos, de sintetizar conceptos, de encontrar lo positivo en medio del desamparo y recordarnos, con humor e ironía, que la felicidad es posible si se acompaña de la voluntad. Con la brega del tiempo, la mayoría de sus conceptos, conservan su sencillez, frescura y vigencia. He aquí una selección de sus epigramas:

La vida es hambre o festín. Tú eliges.

Escapa de los que compran lo que no necesitan, con dinero que no tienen, para agradar a gente que no vale la pena.

El conquistador por cuidar su conquista, se convierte en esclavo de lo que conquistó. Es decir, que jodiendo se jodió.

Me gusta volver a la Guadalajara del Chente Fernández, que me dijo un día: “ Hay dos cosas que un buen charro debe tener; una buena vieja y una buena mula, eso sí, que la mula no sea muy vieja y que la vieja no sea muy mula.”

Me apasiona volver a Guadalajara. México es como mi casa. La Guadalajara de Arreola. Me encantaba escuchar al maestro Juan José Arreola.  Él me dijo un día: “Nosotros, que somos buenas gentes, vamos a tener que tener muchos hijos para que los malos no nos sigan ganando las elecciones.”

Nacemos para vivir, por eso el capital más importante que tenemos es el tiempo, es tan corto nuestro paso por este planeta que es una pésima idea no gozar cada paso y cada instante, con el favor de una mente que no tiene limites y un corazón que puede amar mucho más de lo que suponemos.

De mi madre aprendí que nunca es tarde, que siempre se puede empezar de nuevo. Ahora mismo le puedes decir basta a los hábitos que te destruyen, a las cosas que te encadenan, a la tarjeta de crédito, a los noticieros que te envenenan desde la mañana, a los que quieren dirigir tu vida por el camino perdido.

Se gana y se pierde, se sube y se baja, se nace y se muere. Y si la historia es tan simple, ¿por qué te preocupas tanto?

Si estás atento al presente, el pasado no te distraerá, entonces serás siempre nuevo.

Culpar a los demás es no aceptar la responsabilidad de nuestra vida, es distraerse de ella.

No te quejes, recuerda que naciste desnudo, entonces ese pantalón y esa camisa que llevas, ya son ganancia.

No estás deprimido, estás distraído, distraído de la vida que te puebla. Distraído de la vida que te rodea: delfines, bosques, mares, montañas, ríos.

Haz sólo lo que amas y serás feliz, y el que hace lo que ama, está benditamente condenado al éxito, que llegará cuando deba llegar, porque lo que debe ser será, y llegará naturalmente.

Y que no te confundan unos pocos homicidas y suicidas, el bien es mayoría pero no se nota porque es silencioso, una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que destruye hay millones de caricias que alimentan la vida.

Mi abuelo era un genio para los números. Pasábamos un día por un campo y me dijo; “Ahí hay trescientas ochenta y cuatro vacas.”. Yo, estupefacto le pregunté: ¿ Cómo haces para saber tanto de números, para saber con exactitud el número total de vacas?. Muy sencillo: cuento el total de las patas y las divido por cuatro.

Un día, al volver a mi pueblo me encontré a mi hermano llorando porque lo había abandonado su mujer. Mi madre me preguntó que cuantos habitantes habrán en el mundo. No lo sé con exactitud, le dije, pero se calcula que habremos unos cinco mil doscientos millones de personas en el mundo. Y dijo mi madre: “Y con tantos miles de millones de personas que hay en el mundo, hay algunos que lloran por uno solo. Es como si tuviera uno cinco mil millones de pesos y lloraras porque has perdido un peso.

La ignorancia es un modo inconsciente del mal.

Somos hermanos de Macedonio Fernández, el que decía: no creo en la vida de lo que no se ama ni en la muerte de lo amado.

Por el mundo caminado, he podido comprobar que el que fácilmente halaga, fácilmente insultará.

La sociedad humana esta tan mal por las fechorías de los malos, como por el silencio cómplice de los buenos.

Hay medio mundo esperando con una flor en la mano y la otra mitad del mundo por esa flor esperando.

Ahora mismo le puedes decir basta al miedo que heredaste, porque la vida es aquí y ahora mismo.

Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la tierra es tan corto, que sufrir es una pérdida de tiempo. Tenemos para gozar la nieve del invierno y las flores de la primavera.

Cada mañana es una buena noticia, cada niño que nace es una buena noticia, cada hombre justo es una buena noticia, cada cantor es una buena noticia, porque cada cantor, es un soldado menos. Todo esto y mucho más, lo aprendí de mi madre, se llamaba Sara, la elegí como madre por la misma razón por la que Dios la eligió como hija. Nunca pudo aprender nada puesto que, cada vez que estaba por aprender, llegaba la felicidad y la distraía. Nunca usó agenda porque hacía sólo lo que amaba y eso, se lo recordaba el corazón. Se dedicó sólo a vivir y no le quedó tiempo para otra cosa.

Un marinero le dijo a mi abuelo: “ Si me das cuatro hierros te construyo un barco.” Y mi abuelo le respondió: “ Si tú me das a tu hermana, te hago la tripulación".

Cuando me marché de mi casa, niño aún, tenía siete años, mi madre me acompañó a la estación, y cuando subí al tren me dijo: Este es el segundo y último regalo que puedo hacerte, el primero fue darte la vida y, el segundo, la libertad para vivirla.

Usted bebe mucho, le dijo el médico a mi abuelo que tenía el mal de parkinson. Y mi abuelo le dijo: no crea se me cae bastante.
 
El que no está dispuesto a perderlo todo, no está preparado para ganar nada.

Bienaventurado el que no cambia el sueño de su vida por el pan de cada día.

El Señor no nos va a preguntar qué hicimos con el dinero, sino qué hicimos con la alegría, indispensable para vivir.

y por último, otra vez:

La vida es hambre o festín. Tú eliges.

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Frases selectas de Facundo Cabral

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