TU CORAZON SIN FRENO
(Aportación de nuestro amigo José Luis Leija)
 Autor: Francisco Arias Solís
España

    Cómo sentí yo entonces, amor mío,
  tu corazón bajo mi pecho amante.
  Ardíamos los dos en una misma
  llama de amor, de músculos, de sangre.
  Cómo sentí yo entonces el galope
  de tus pulsos sin frenos... Delirantes
  gemíamos los dos en angustiada lucha,
  mientras huía el ciervo de la tarde.

  Tú y yo nos encontrábamos en medio
  de la tierra y los aires.
  Era un milagro amarse de ese modo
  tan sencillo y tan grave.
  Y todo era un asombro que asistía
  al increíble trance.

  Ni el canto de los grillos, ni el silencio
  desnudo de los árboles,
  ni el sueño de las nubes incendiadas,
  ni el vuelo jubiloso de las aves,
  pudieron contemplar mayor prodigio
  que aquel de nuestros pálpitos amantes.

  Tus aromados senos, tus dulcísimos
  senos temblaban horadando el aire
  cuando mi boca te absorbía el sueño
  sin cumplir de la sangre.

  Eramos como ramas sacudidas
  por un viento implacable.

  Tu vientre se encrespaba a mi fiereza
  de temblores incesantes.
  Y tus labios buscaban ese beso
  que a dentelladas alumbré en tu carne.

  Qué angustia nos unía, con qué fuerza
  brazos y piernas apretábanse...
  Y cómo yo sentí tu corazón sin freno
  mientras huía el ciervo de la tarde.

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