EL TIEMPO JUSTO
(Escrito por nuestro amigo Freddy Emerson)
En la soledad de mi vida sin ti tuve el tiempo justo para divagar en los escombros que dejaste de mí, para escudriñar en las ruinas que quedaron en mi mente después de tu anticipado partir, de aquella despedida que se dio apenas una vida antes de lo que mi corazón tenía planeado.

Escudriñe en los hilos de mi razón pretendiendo encontrar motivos para olvidarte, pretendiendo mentir diciendo que era mejor así, que estaba más tranquilo....

Acaso que puede ser más tranquilo que la muerte, que esa sombra inmensa de frío y soledad que se meció sobre mi cabeza en el momento en el que te fuiste, que esa bruma que empapó el aire y me hizo difícil respirar, que me asfixio en angustia, y amargura...

Porque eso fue lo que tu ausencia trajo hacia mí...muerte, y desolación.  Porque el espacio que ocupaste junto a mí no quedó vacío en el momento en el que partiste....se llenó de soledad.

Porque cada una de mis noches y mis días se envolvieron en amargura cada vez que te extrañe, cada vez que mis brazos se extendieron en mi cama pretendiendo encontrarte en la confusión de la aurora y tan sólo encontraron trozos afilados de aire que me cortaban el alma, cada vez que mis labios buscaron los tuyos, y probaron el amargo sabor de vinagre que se impregna en una ciudad que muere cuando tú no estás.

Cada vez que mi mirada busco tus ojos color miel y mis pupilas se cubrieron con lágrimas que eran cada vez más difíciles de contener, porque tal vez no las quise guardar, porque tal vez al cubrir mis ojos distorsionaban el mundo, y apareciste detrás de cada sombra, de cada destello de luz que se reflejaba sobre las figuras de la gente que camina por las calles, y tu recuerdo era entonces un dulce narcótico que hipnotizaba mis sentidos, y te hacía real entre mis brazos.

Un elixir que me confundía, y me abandonaba cada instante en un mundo de sueños en el que nuevamente estabas junto a mí....

Y los minutos fueron años, conté cada segundo del alba al atardecer esperando el momento en el que el sol se ocultara en el horizonte y un manto azul con frágiles pliegues negros se tendiera sobre el cielo, contando una a una las estrellas hasta caer ante el cansancio y sumergirme en un profundo sueño cada noche, en un sueño en el que te alcanzaba saltando entre las gotas de rocío que se deslizaban en el aire, para entrar por tu ventana, y besar tus ojos antes de que te despertaras, y me alejaras nuevamente de ti.

Fue el tiempo exacto para amarte en el silencio de la noche, y extrañarte cuando la luz del día descubría la realidad que mis ojos no querían ver....

El tiempo justo para llorar, esperando estar nuevamente junto a ti.......
Icaro.

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