ESTA NOCHE TE VISITARA JESUS
(aportación de nuestro amigo Sergio Oyervides)
Era la noche de Navidad. Un ángel se apareció a una familia de dinero y le
dijo a la dueña de la casa:

"Te traigo una buena noticia:  Esta noche el Señor Jesús vendrá a visitar tu
casa."

La señora quedó entusiasmada.  Nunca había creído que en su casa sucediese
este milagro.  Trató de preparar una cena excelente para recibir a Jesús.
Encargó pavos, conservas y vinos importados.

De repente sonó el timbre.  Era una mujer mal vestida, de rostro sufrido,
con el vientre hinchado por un embarazo muy adelantado.

"Señora ¿no tendrá algún trabajo para darme?  Estoy embarazada y tengo mucha
necesidad del trabajo."

"¡Pero esta no es hora de molestar!  Vuelva otro día", respondió la dueña de
la casa.  "Ahora estoy muy ocupada con la cena para una importante visita."

Poco después, un hombre, sucio de grasa, llamó a la puerta.

"Señora, mi camión se ha arruinado aquí en la esquina.  ¿Por casualidad no
tendría usted una caja de herramientas que me pueda prestar?"

La señora, ocupada porque estaba limpiando los vasos de cristal y los platos
de porcelana, se irritó mucho:  "¿Usted piensa que mi casa es un taller
mecánico?  ¿Dónde se ha visto importunar a la gente así?  Por favor no
ensucie mi entrada con esos pies cochinos."

La anfitriona siguió preparando la cena:  abrió latas de caviar, puso la
champaña en el refrigerador, escogió en la bodega los mejores vinos, preparó
unos coctelitos.

Mientras tanto alguien afuera llamó a la puerta.  "Será que ahora llega
Jesús", pensó ella emocionada, y con el corazón acelerado fue a abrir la
puerta.  Pero no era Jesús, era un niño harapiento de la calle.

"Señora, deme un plato de comida."

"¿Cómo te voy a dar comida si todavía no hemos cenado?"  "Vuelve mañana,
porque esta noche estoy muy atareada."

Al final, la cena estaba ya lista.  Toda la familia emocionada esperaba la
ilustre visita.  Sin embargo, pasaba las horas y Jesús no aparecía.
Cansados de esperar empezaron a tomar los coctelitos, que al poco tiempo
comenzaron a hacer su efecto en los estómagos vacíos y el sueño hizo olvidar
los pavos y los platos preparados.

A la mañana siguiente, al despertar, la señora se encontró, con gran
espanto, frente a un ángel.

"¿Un ángel puede mentir?"  Gritó ella.  "Lo preparé todo con esmero, aguardé
toda la noche y Jesús no apareció.  ¿Por qué me hizo esta broma?"

"No fui yo quien mentí, fue usted la no tuvo ojos para ver", dijo el ángel.
"Jesús estuvo aquí tres veces, en la persona de la mujer embarazada, en la
persona del camionero y en el niño hambriento.  Pero usted no lo reconoció
ni acogió".

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