EL MEJOR PAPA DEL UNIVERSO
(aportación de nuestra amiga Margarita)
El tenia 50 años cuando yo nacía y era un "Señor Mama" mucho antes que alguien
inventara un nombre para eso. No sabia por que él estaba en casa en lugar de mama,
pero era pequeña y la unica entre mis amigas que tenia cerca de su papa.

Me considero muy afortunada.

Papa hizo muchas cosas por mí durante mis años en la escuela primaria.  Convenció
al chofer del autobús de la escuela para que me recogiera en mi casa, en lugar de en
la parada habitual, a seis cuadras de distancia. Siempre tenia listo mi almuerzo cuando
llegaba a casa, el cual generalmente consistía en un emparedado de crema de
cacahuate y jalea, decorado de acuerdo a la estación. Mi favorito era el de Navidad.
Los emparedados estaban rociados con azúcar verde y cortados en forma de árbol.

Cuando crecí un poco y trate de tener independencia, desee alejarme de esas
expresiones "infantiles" de su amor. Sin embargo, el no cedió. Cuando estaba en la
escuela secundaria y ya no podía almorzar en casa, empece a llevar mi almuerzo. Papa
se levantaba un poco mas temprano y me lo preparaba. Nunca sabia que esperar. La
parte exterior de la bolsa estaba cubierta son su versión del paisaje de una montaña
(se convirtió en su sello) o un corazón que decía "Papa y Angie K.K." en el centro. En
el interior había una servilleta con el mismo corazón o con las palabras "Te amo".

Muchas veces escribía una broma o un acertijo, como "¿Por qué nunca lo llaman
momsicle en lugar de popsicle (paleta helada)?". Siempre tenia algún dicho tonto para
hacerme reír y para que supiera que me amaba.

Solía ocultar mi almuerzo para que nadie viera la bolsa o leyera la servilleta, pero eso
no duro mucho tiempo. Una de mis amigas vio la servilleta un día, la tomo y la paso por
todo el comedor. Mi rostro ardió por la vergüenza. Para sorpresa mía, al día siguiente,
todas mis amigas esperaban para ver la servilleta. Por la forma como actuaron, pense
que todas deseaban tener a alguien que les demostrara esa clase de amor. Me sentí
muy orgullosa de tenerlo como padre.

Durante el resto de mis años en la escuela de segunda enseñanza, recibí esas servilletas
y todavía conservo la mayoría.

No termino allí. Cuando partí de casa para ir a la Universidad (la ultima en partir), pense
que los mensajes terminarían. Sin embargo, a mis amigas y a mí nos dios gusto que
continuaran sus gestos.

Extrañe no ver a papa todos los días después de la escuela por lo que llame por teléfono.
Mis recibos telefónicos eran bastante altos. No importaba lo que dijéramos; solo quería
escuchar su voz. Durante ese primer año. Iniciamos un ritual que permaneció con
nosotros. Después de que me despedía, el siempre decía;

_ ¿Angie?
_ Sí, ¿Papa? _ Respondía yo.
_ Te amo.
_ Yo también te amo, Papa.

Empece a recibir cartas casi todos los viernes. Los empleados de la recepción siempre
sabían de quien eran las cartas (la dirección del remitente decía "The Hunk"). Muchas
veces, los sobres estaban escritos con crayon y junto con la carta había casi siempre
dibujos de nuestro gato y de nuestro perro, figuras adhesivas de el y mama y, si yo había
estado en casa el fin de semana anterior, de mí, recorriendo la ciudad con mis amigos o
usando la casa como pits. También incluia su paisaje de la montaña y la inscripción en el
interior de un corazón, Papa y Angie K.K.

Entregaban la correspondencia todos los días antes del almuerzo, por lo que tenia
conmigo sus cartas cuando iba a la cafetería. Comprendí que era inútil ocultarlas,
porque mi compañera de cuarto era una amiga de la escuela de segunda enseñanza,
quien sabia acerca de sus servilletas. Pronto se convirtió en un ritual de los viernes
por la tarde. Yo leía las cartas y el dibujo y el sobre eran pasados a todas.

Fue durante ese tiempo cuando papa enfermo de cáncer. Si las cartas no llegaban el
viernes, sabia que había estado enfermo y que no había podido escribir. Él solía
levantarse a las 4; 00 a.m. para poder sentarse a escribir sus cartas cuando la casa
estaba tranquila. Si no podía entregarlas el viernes, las cartas generalmente llegaban
uno o dos días después. Sin embargo siempre llegaba. Mis amigas solían llamarlo
"El Mejor Papa del Universo".

Un día, le enviaron una tarjeta en la que le daban ese titulo, firmada por todas ellas.
Creo que él nos enseño a todas nosotras acerca del amor de un padre.  No me
sorprendería si mis amigas empezaran a enviar servilletas a sus hijos.

Les dejo una impresión que permanecerá con ellas y las inspirara para que den a
sus propios hijos su expresión del amor.

Durante mis cuatro años en la Universidad, recibí las cartas y las llamadas telefónicas
a intervalos regulares. Llego el momento en que decidí ir a casa y estar con él, porque
estaba mas enfermo y yo sabia que nuestro tiempo juntos era limitado. Esos fueron los
días más difíciles. Ver envejecer a ese hombre que siempre actúo de una manera tan
juvenil. Al final, no me reconocía y me llamaba con el nombre de un pariente que no
había visto durante muchos años. A pesar de que yo sabia que esto se debía a su
enfermedad, aun así me dolía que no pudiera recordar mi nombre.

Estaba a solas con el en su habitación del hospital, un par de días antes de que
muriera. Nos tomamos de la mano y miramos la televisión. Me preparaba para partir y él
dijo;

_ ¿Angie?
_ Sí, Papa
_ Te amo
_ Yo también te amo, Papa.

Angie K. Ward-Kucer
(Caldo de Pollo para el Alma NÚM. 3)

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