Y TODO COMENZO
(Escrito por nuestra amiga Camila Pavanel)
Quiero que sepan que me emociona mucho hacer esto ya que es la primera vez que lo hago. Bueno me encantaria que mi lectura aparezca y quisiera mandarle un beso a todos los que hicieron esta página.

Era una noche de niebla, oscura y silenciosa.  Hacia frío y estaba lloviznando.  No tenía sueño, así que me levanté de la cama silenciosamente para que mis padres y mis hermanos no se despertaran.

Tuve la idea de ir al bosque así que tomé mi abrigo de invierno, una linterna y mi cámara fotográfica por si sacaba alguna foto y la podía poner en mi álbum. Cuando salí afuera hacia mucho frío y las copas de los árboles se movían como si fueran bestias salvajes que quisieran ser liberadas.

Caminé hacia el centro del bosque donde se encontraba mi casa del árbol, entré en la casita y  me puse a escuchar "En el muelle de san blas" en el mp3 que yo tenía guardado en uno de los cajones que se encontraban en el escritorio de ésta.

Cuando me di cuenta, las canciones que contenía el mp3 se habían terminado no se si me dormí o tan sólo me dejé estar.  Me puse mi campera y recogí la linterna y la cámara ya que eran las tres de la mañana y si mi mamá no me encontraba en la cama a la madrugada me regañaría y estaría vigilándome para que no vaya al bosque otra vez.

En el camino escuché un ruido, pero claro pudieron haber sido las ramas de los árboles chocándose unas contra otras, pensé para mis adentros, así que seguí caminando y no le di importancia.  Pero luego de haber estado un rato caminando me di cuenta que alguien me perseguía, ya que se escuchaban sus pasos y se veía su sombra detrás de un árbol.  Empecé a correr... Estaba asustada… ya que esa persona, cosa o lo que fuere me estaba persiguiendo, pero lo peor de todo era que era mucho más grande que yo y mucho más rápido.

Al final, llegué a mi casa sana y salva, entre rápido y cerré la puerta de un golpe.  Por suerte mi familia tiene sueño pesado así que ninguno se despertó. Sólo mi gato, Tom, que levantó los ojos y luego siguió durmiendo. Subí las escaleras, me puse el pijama y me metí en la cama. Cerré los ojos apretándolos bien fuerte, para que el susto desapareciera y me dormí, ya que al otro día tenía escuela.

Al día siguiente, me desperté por los ladridos de Silver, mi perro, un boxer blanco que me regaló mi tía de Europa, me vestí, fui al baño, me lavé los dientes y bajé las escaleras para ir a desayunar. Mis hermanos, Nicolás de quince años y Daniel de diecisiete, como siempre, no se habían despertado, así que mi mamá me dijo que los vaya a despertar porque sino llegarían tarde a la escuela.

Luego de la lucha para que el dúo se despertara mi mamá nos llevó a la escuela, y ahí estaban mis dos mejores amigos Diana y Ezequiel. Somos amigos desde la infancia y siempre que a alguno de nosotros le pasa algo malo los demás lo ayudan con el problema que tiene.

Mientras caminábamos para el segundo piso donde estaba el aula de noveno año, íbamos comentando lo que hicimos el fin de semana. Yo no les conté nada de lo que había visto ya que seguro no me creerían.

Luego de la escuela fui a mi casa, hice la tarea y me puse a escuchar un poco de música.  Estaba aburrida, no sabia que hacer. Pero de pronto se me ocurrió una idea. Entonces me puse mi campera y le dije a mi mamá que iba a salir con Diana y Ezequiel. Claro, lo que le dije había sido mentira, lo que iba a hacer, en realidad, era ir al bosque para saber lo que había visto la noche anterior.
 
Caminé y caminé, y no había rastros de huellas, ni sombras, ni nada. Ni siquiera se escuchaba el canto de un pajarito, así que empecé a caminar rumbo a casa.

Cuando estaba a mitad de camino  empecé a escuchar pasos, pero no me asusté, sino que me armé de valentía y me detuve.  En ese instante apareció una bestia.  Era grande, peluda, sus pelos eran de un color marrón oscuro con reflejos color ocre, tenía unas patas enormes con unas garras afiladas y ojos de un color verdes grisáceos.  Parecía un lobo pero, para serlo era muy grande ya que cerca de dos metros.

En cuanto vi de qué se trataba, toda mi valentía se desvaneció y el sentimiento que se apoderó de mí  fue el miedo.  Estaba paralizada.  Mi mente me decía que debía salir corriendo, pero mi cuerpo no se movía.  Justo cuando me di cuenta de que mi cuerpo respondía, la bestia estaba a dos pasos de mí.  Ya no podía hacer nada, era mi fin, el día en que todo acabaría para mi.

Sólo que en esa escena faltaba algo, faltaba que la bestia me devorara, me matara o me hiciera algo que yo no podría soportar.  Pero no me hizo nada, al contrario parecía ser amistoso.  Si lo veías bien a los ojos podías ver lo que pensaba,  si es que estaba feliz, triste, confuso o tal vez  pensativo.

Esta vez sus ojos eran de un color mostaza brilloso que significaba que estaba confuso.  En el instante que percibí que estaba confundido me acerqué y le dije que me llamaba María y que tenía trece años.

La bestia me escuchó con mucha atención y yo deduje que comprendía lo que le decía, entonces yo le pregunté como se llamaba a lo que respondió que se llamaba Kevin.  Claro, no lo hizo en forma oral, sino que en un árbol escribió su nombre con sus garras y así me lo pudo decir.

Luego le pregunté que es lo que era, entonces agarró un árbol y con sus garras empezó a escribir. Cuando había terminado de escribir pude descifrar que era un hombre lobo y que podía convertirse en humano cuando él quisiera.  Entonces yo le dije que se convirtiera en humano, a lo que me respondió que se estaba haciendo tarde y que debía volver con su familia.  Y también debía volver a casa así que le dije que al otro día se volvieran a encontrar en la casita del árbol pero que vaya como un humano así no tendría que destrozar árboles. El me respondió que mañana vendría a las tres a la casita.  Luego nos despedimos y cada uno se fue por su camino.

Cuando llegué a casa mama me estaba esperando con la cena ya lista. Luego de la cena me fuí a la cama pensando en las mil formas en las que Kevin se pudo haber convirtió en un hombre lobo.  Pero aunque pensaba no se me ocurría nada, entonces me dormí rápido para que la noche no fuera tan larga.

Al día siguiente me desperté, me vestí lo más rápido que pude y fui a desayunar.  Tuve que ir a despertar a mis dos hermanos, como siempre, y luego mi mamá nos llevó a la escuela.

En la escuela parecía que las horas se pasaban cada vez mas lentas y que los profesores explicaban lo mismo un millón de veces, pero cuando mi cabeza ya no soportaba mas esa turbación sonó la campana que indicaba que era hora de irnos a nuestros hogares.

Cuando salí de la escuela me dirigí a la parada del colectivo con Diana y Ezequiel ya que los tres vivimos a unas pocas cuadras unos de otros.  Al llegar a mi casa nuestra mamá nos esperaba a mi papá Nicolás, Daniel y a mí con el almuerzo ya listo.  Eran las dos y media así que comí rápido, me cambié el uniforme por unos pantalones y una remera vieja por las dudas de que en el bosque me ensuciara.

Le dije a mi mamá que iría a la casita del árbol por que quería estudiar sin que nadie me molestara.  Ella me dijo que vaya pero que vuelva antes de las nueve, y que llevara el celular por si me pasaba algo.

Luego de pedirle permiso a mi mamá para ir a “estudiar” me preparé la mochila del cole con algunos libros por si ella los veía y me descubría, y me preparé unos sandwiches para mí y para Kevin y dos botellas con agua por si teníamos sed.

Después de preparar todo les dije adiós a mis papás y me encaminé hacia el bosque.  Ese día era soleado y no había ninguna nube en el cielo, un día perfecto para ir al bosque ya que no estaría tan húmedo como siempre.

Cuando llegué a la casita del árbol me puse a esperar a Kevin ya que todavía no había llegado. En eso escucho que alguien venía, entonces me levanté de golpe para ver si era Kevin.  Miré para ambos lados.  No había nadie.  Pero al voltearme para entrar a la casita, ví a Kevin, solo que ésta vez estaba enojado, ya que tenía los ojos rojos.

Le pregunté porqué estaba enojado y cual era la razón por la que no había venido en forma humana, pero en vez de responderme me empujó e hizo que me golpear contra un árbol.  En ese momento apareció otro hombre lobo idéntico a Kevin, solo que este tenía los ojos color ocre, que significaba que estaba feliz, asustado y confundido a la vez, pero a diferencia de Kevin no aparentaba ser malo.
 
El otro hombre lobo, al haber visto que Kevin me había empujado contra un árbol, empezó a pelear con éste. Comenzaron una lucha cuerpo a cuerpo hasta que terminaron lanzándose ramas y piedras.  Pero justo en ese momento me dí cuenta de que el primer hombre lobo que ví fue uno que yo no había visto nunca, y que el segundo era Kevin, protegiéndome de la otra bestia.

Mientras seguían luchando, me escabullí sigilosamente detrás de un arbusto, y cuando el hombre lobo de ojos rojos retrocedió para esquivar un piedrazo, tomé una rama grande que estaba tirada y la puse en el suelo para que éste se cayera.

Como lo supuse mi idea funcionó a la perfección y el hombre lobo de ojos rojos se resbaló y se cayó hacia el río donde terminó ahogándose.  Cuando todo había terminado, Kevin me ayudó a subir a la casita para que yo pudiera curarme las heridas.  Luego de ayudarme, se transformó en humano.  Era alto, con ojos de color verde grisáceos y el pelo de color castaño oscuro.

Estaba vestido con una remera roja y un par de jeans. Mientras me ponía las vendas, le pregunté quien era el otro hombre lobo.  El me respondió que era su hermano gemelo Lutari, que se quería vengar ya que sus padres le habían legado el trono a Kevin y no a él.

También le pregunté de donde prevenían los hombres lobo, pero justo en ese momento me llamó mi mamá por el celular.  Me dijo que ya era la hora de cenar y que debía volver a casa en ese instante sino no me dejaría ir más a estudiar a la casita. Le dije que estaba tan ocupada estudiando que se me habían pasado las horas, y que regresaría lo mas pronto posible.
 
Le dije a Kevin que me debía ir porque sino mi mamá me reprocharía y no me dejaría regresar otra vez. El me dijo que si quería el me llevaba.  Yo le dije gracias, que me encantaría.  En ese momento Kevin se convirtió en hombre lobo, me levantó y me puso en su espalda.  Me dijo que me agarrara fuerte para que no me cayera, y yo me agarré con todas mis fuerzas a su cuello, y entonces empezó a correr.

Corría rápidamente entre los árboles sin chocarse ni resbalarse. Cuando llegamos me bajó de su espalda y se transformó nuevamente en humano.  Me dijo que tal vez otro día me contaría todas sus historias de hombres lobo y sus aventuras en lugares muy lejanos como Francia, Guatemala o China.

Luego se transformó en hombre lobo y se fué corriendo entre los árboles.  Ese día había extraordinario, pero no iba a ser el único, sino que era el comienzo de una increíble aventura.

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