SOLA EN LA OSCURIDAD
(Escrito por nuestra amiga Laura Cid)
Aída despertó sobresaltada. No sabia donde estaba ni que hora era. Se
paso la mano por su largo pelo negro. Yacía en un soportal de una ciudad
desconocida. No recordaba nada. Nada.

Era un día soleado y caluroso. Ni un alma vagaba por esas calles. Nadie
oía los sollozos que Aída comenzó a emitir. Se sentía sola. Gritó para que
alguien viniera a verla, pero ni eso funcionó.

Estaba sola en aquella villa, pueblo, ciudad o lo que fuera.  Intento recordar
algo, pero solo encontró el vacío. Un vacío grande, inmenso. Aída lloro, grito,
pero solo obtuvo el eco de sus palabras.

Se levanto, se sacudió, se seco las lagrimas y decidida a ver que ocurría fue
a explorar esa zona desconocida.  Miedo. Horror. Fue lo único que consiguió
localizar. Cientos de cadáveres yacían muertos en el suelo. Jamas había
sentido tanto horror. Sus ojos que apenas había percibido las imágenes de
nueve años de vida, jamas había vivido así la muerte.  Se sentó en el bordillo
de la acera y miro al suelo en busca de una señal conocida. Inútil, todo fue inútil.
No recordó nada. Pero ahora lo más importante era como salir de esta. Tal vez
hubiera alguien mas con ella.

Volvió al soportal del que había salido y una explosión de imágenes le bombardeo
la cabeza; gritos, llantos, muerte... un oficial, ella,... Se tapo la cara con las manos
y se arrodillo en el suelo.

Solo quería vivir y conseguir escapar de esta pesadilla.

Aída entro en el soportal y subió unas escaleras muy bien camufladas en una esquina.
Unas escaleras de caracol que subían cada vez mas empinadas. Al llegar arriba del
todo se encontró una puerta derribada. Otra vez una serie de imágenes le volvieron a
la cabeza; alguien derribo la puerta, ella estaba dentro,... pero esta vez se mantuvo
firme y aguanto el pánico que le producía recordar ese pasado tan reciente pero tan
olvidado.

Entro por la puerta y no encontró nada. Se sentó en una esquina y recordó el olor a
comida. Allí ya no había nada. Se lo habían llevado. Entonces recordó todo con gran
claridad todo:

Estaban en guerra y sus padres habían muerto. Ella se escondió de un oficial en esa
despensa, pero el oficial la encontró y la tiro escaleras abajo y fue a parar al soportal.
El oficial la dio por muerta y la dejo ahí tirada, pero en realidad aun vivía.  Desde
entonces todo fue tan confuso... no quedaban aparentes supervivientes, pero se
habrían ido a buscar ayuda, pronto volverían por ella.

Aída se acurruco en un rincón y se quedó dormida.  Cuando despertó, ya era de noche
y como llevaba varios días sin comer estaba débil. Aun así bajo las escaleras y salió
a la calle.

Había niebla. Vio una sombra tras esta y corrió tras ella,  pero al ver que era solo su
imaginación se desplomó en el suelo.


 
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