A LA HORA SEÑALADA
(Escrito por Ricardo Nanjari)
La lluvia de otoño cae sobre Ginebra y a las 8:00 en punto se detiene el bus en la estación Cornavín. Me demoraré exactamente 12 minutos en llegar a la estación B.I.T, donde está el edificio de la Organización Internacional del Trabajo. Cada día estaré esperando, con malicia de chileno, que el bus se atrase, que no pase o que se quede en pana, sin embargo invariablemente a las 8:00, este medio de transporte estará en el paradero y se demorará los 12 minutos anunciados en el fichero del mismo paradero en llegar al destino.
El motivo es asistir a la “reunión tripartita, sobre las prácticas óptimas en los sistemas de trabajo flexible y sus efectos en la calidad de la vida laboral en las industrias químicas”, que se desarrolla durante la semana del 27 al 31 de octubre en esta ciudad.

Durante el breve trayecto paso frente al edificio de las Naciones Unidas, caracterizado por su antesala de banderas, donde se puede observar una gran escultura de una silla con una pata rota, que simboliza el daño que le causa al mundo la utilización de minas personales.
Con la presencia de 94 representantes de trabajadores, empleadores y gobiernos, más algunos observadores y asesores, empiezo a comprender la dinámica de las reuniones y la importancia de ser el único chileno delegado ante la OIT en esta ocasión.

A partir de un documento impreso por la Oficina Internacional del Trabajo, que incluye un análisis detallado del tema y algunos puntos propuestos para discusión, los representantes de cada grupo, se juntan para estudiar una propuesta y obtener algunas conclusiones, que finalmente se traducirá en una resolución que podrá ser ratificada por los países miembros de la OIT.

En esta oportunidad, la discusión se centra en la flexibilidad laboral, sus consecuencias en el equilibrio entre la seguridad en el empleo y la flexibilidad del trabajo, la adopción de horarios flexibles, la participación de la mujer en la industria química, equilibrio entre vida familiar y vida laboral, la subcontratación y el trabajo temporal, la educación y el desarrollo y las medidas que la OIT debería emprender en estos temas.
La mañana está fría y los 20 representantes de los empleadores están en la sala, listos para empezar el debate.  India, Bulgaria, Turquía, Bélgica, Sud África, Francia, Tailandia, Dinamarca, Túnez, Chile, Suecia, Finlandia, Italia, México, Colombia, Malasia, Uruguay, Austria, Alemania y Mauricio son los países representados. En otras salas y con una composición diferente de países, están reunidos los representantes de los trabajadores y los gobiernos.

En un comienzo, parece difícil creer que al final de la semana, se puedan obtener algunas conclusiones y más difícil aún, creer que éstas, sean consensuadas y representativas. Sin embargo, con la misma exactitud con que los buses de Ginebra cumplen sus horarios, la reunión se va desarrollando, para ir obteniendo los resultados esperados en el tiempo dispuesto en el programa.

En la entrada principal del gran edificio, una escultura de un minero recibe a los visitantes y en diversas partes se observan pinturas y esculturas donadas por autoridades de países que han asistido alguna vez a eventos de esta organización. El actual Director General de la OIT, es el chileno Juan Somavia, primer representante del hemisferio sur que dirige la organización y que persigue hacer prevalecer los valores de la OIT en las nuevas realidades globales. Lo hace desde 1999, año en que la Conferencia adopta un nuevo convenio relativo a la prohibición y eliminación de las peores formas de trabajo infantil.
En la sala donde estamos reunidos, un importante número de interpretes instalados en cabinas especialmente habilitadas nos rodean, permitiendo que este grupo tan heterogéneo se comunique fluidamente.
Empieza el trabajo a través del cual iremos conociendo las diversas realidades que en el ámbito de lo laboral caracteriza a los países participantes, percibiremos los intereses de los empleadores según su procedencia, cultura o historia personal y sentiremos un gran factor común, la humanidad reinante en la reunión.
Día a día se analizan las preguntas propuestas, primero en cada grupo, para luego buscar el consenso en las reuniones plenarias.

El presidente del grupo de los trabajadores, es un alemán que se mueve rápido, conversa con los amigos provenientes de la República Eslovaca, Japón, Rusia y Tailandia. Es un negociador experimentado y en cada intervención, tendrá presente el concepto de ganar-ganar, evitando cualquier palabra que pueda hacer quedar mal a su contraparte. Están también preparando sus intervenciones los representantes gubernamentales, donde Francia, Ghana y Venezuela, tomarán las voces activas, poniendo de vez en cuando una dosis de tensión en el ambiente. En cambio yo permanezco en silencio, observando esta situación novedosa, diferente y un tanto curiosa.

En los próximos minutos, representantes de los tres grupos, expondrán sus ideas y se generará un pequeño debate que terminará como cada día, a la hora esperada.

En el almuerzo me reúno con un empleador de Colombia, un dirigente sindical argentino y uno de Brasil. Nuestras raíces comunes son quizás más fuertes que el rol que cumplimos en la reunión.
 
Las discusiones irán conformando un proyecto de conclusiones, que será debatido y consensuado en equipos de trabajos, para finalmente obtener un proyecto final a ser presentado en la reunión plenaria.

La flexibilidad laboral es un medio para aumentar la competitividad y permite aumentar la satisfacción en el trabajo. Una flexibilidad adecuada puede tener efectos positivos en la estabilidad del empleo.  Hay que propiciar empleos estables, satisfactorios y que mejoren la calidad de vida de los trabajadores. Una relación constructiva entre empleadores y trabajadores, es fundamental para potenciar los beneficios del trabajo flexible. La flexibilidad puede estimular la incorporación de las mujeres a la industria química. El horario de trabajo es un elemento fundamental para establecer el equilibrio entre vida laboral y vida familiar. Una reglamentación adecuada del trabajo temporal y de subcontratación, puede permitir reducir el desempleo. Le corresponde a los gobiernos, empleadores y trabajadores, asumir responsabilidades en materia de capacitación y desarrollo. La OIT debería divulgar ejemplos de prácticas óptimas de trabajo y capacitación y mejorar la capacidad del diálogo social, realizando estudios y asistencia técnica.

Estas declaraciones, son parte del documento final del proyecto, que es discutido, examinado y finalmente adoptado.

Los discursos de clausura ya están terminando y un aplauso de la asamblea indica que el último discurso ha finalizado. El reloj de la sala marca las 13:30, hora prevista desde un comienzo para el término de la reunión. Tengo una sensación agradable de haber participado en una reunión importante y de haber aportado con un granito de arena a las que serán directrices en las relaciones laborales del futuro en el mundo. Regreso en el bus que tardará 12 minutos en dejarme en Cornavín. Caminaré por la Rue de Lausanne, cruzaré el puente Mont Blanc y respiraré profundamente frente al lago Léman, observando su característica fuente de agua de 140 metros de altura. Pasaré frente a las lujosas vitrinas de relojes y me iré por las calles de la ciudad antigua, donde los buses y tranvías pasan siempre a la hora señalada.
 

Ricardo Nanjarí Román
Ginebra, Noviembre de 2003.

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