La silla
(Aportación de nuestra amiga Carmen Zamora)
La hija de un hombre le pidió al sacerdote que fuera a su casa a hacer una oración para
su padre que estaba muy enfermo. Cuando el sacerdote llegó a la habitación del enfermo,
encontró a este hombre en su cama con la cabeza alzada por un par de almohadas.

Había una silla al lado de su cama, por lo que el sacerdote asumió que el hombre sabía
que vendría a verlo.

"Supongo que me estaba esperando", le dijo.
"No, quien es usted?, dijo el hombre.
"Soy el sacerdote que su hija llamó para que orase con usted".
"Cuando ví la silla vacia al lado de su cama supuse que usted sabía que yo estaba viniendo
 a verlo".
"Oh si, la silla", dijo el hombre enfermo.
"Le importa cerrar la puerta?". El sacerdote sorprendido la cerró.
"Nunca le he dicho esto a nadie, pero....toda mi vida la he pasado sin saber como orar. Cuando
 he estado en la iglesia he escuchado siempre al respecto de la oración, que se debe orar y los
 beneficios que trae, etc. pero siempre esto de las oraciones me entró por un oido y salió por el
 otro pues no tengo idea de como hacerlo, entonces hace mucho tiempo abandoné por completo
 la oración.

Esto ha sido así en mi hasta hacen unos cuatro años, cuando conversando con mi mejor amigo
me dijo: "Jose, esto de la oración es simplemente tener una conversación con Jesús. Asi es
como te sugiero que lo hagas....te sientas en una silla y colocas otra silla vacia enfrente tuyo,
luego con fe míralo a Jesus sentado delante tuyo. No es algo alocado el hacerlo pues el nos
dijo "Yo estaré siempre con ustedes". "Por lo tanto, le hablas y lo escuchas, de la misma manera
como lo estas haciendo conmigo ahora mismo". "Es así que lo hice una vez y me gustó tanto que
lo he seguido haciendo unas dos horas diarias desde entonces". "Siempre tengo mucho cuidado
que no me vaya a ver mi hija pues me internaría de inmediato en la casa de los locos".

El sacerdote sintió una gran emocion al escuchar esto y le dijo a Jose que era muy bueno lo que
habia estado haciendo y que no cesara de hacerlo, luego hizo una oración con el, le extendió una
bendición, los santos óleos y se fué a su parroquia.

Dos dias después, la hija de Jose llamó al sacerdote para decirle que su padre habia fallecido.

El sacerdote le preguntó: "Falleció en paz?".

"Si, cuando salí de la casa a eso de las dos de la tarde me llamo y fui a verlo a su cama me dijo
lo mucho que me queria y me dio un beso".

Cuando regresé de hacer compras una hora mas tarde ya lo encontré muerto.

Pero hay algo extraño al respecto de su muerte, pues aparentemente justo antes de morir se
acercó a la silla que estaba al lado de su cama y recostó su cabeza en ella, pues asi lo encontré.
"Que cree usted que pueda significar esto?"

El  sacerdote se secó las lágrimas de emoción y le respondió: "Ojalá que todos  nos pudiésemos
ir de esa manera".

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