JUPITER NO NECESITA AL SOL
(aportación de nuestra amiga
Soraya Alejandra Italiano)
Las grandes tormentas atmosféricas que caracterizan a Júpiter no son inducidas por el Sol sino por el calor procedente del núcleo del planeta.
 

Científicos de la Cornell University, el California Institute of Technology y del NASA Galileo Imaging Team en el Jet Propulsion Laboratory (JPL) han descubierto que algunas tormentas atmosféricas en Júpiter se parecen mucho a ciertos cúmulos tormentosos llamados MCC (Mesoscale Convective Complexes), existentes en la Tierra. Al contrario de lo que se creía, los MCC jovianos no se desarrollan por los efectos del Sol sino por el intenso calor que emana del interior del planeta. Son estos MCC los que determinan el sistema meteorológico de Júpiter.

En su atmósfera, aunque a mayor escala, pueden apreciarse fenómenos meteorológicos análogos a los de la Tierra, incluyendo chorros de gases, grandes elementos ciclónicos y anticiclónicos, turbulencias, etc.

La sonda Galileo ha fotografiado a menudo zonas especialmente interesantes, como una al oeste de la Gran Mancha Roja, llamada cinturón ecuatorial sur. La física de los cúmulos tormentosos MCCs es igual a la de los terrestres, pero la fuente de calor que genera tales eventos es completamente diferente. Las tormentas en la Tierra son pequeñas células de nubes cumolonimbus, creadas por el calor procedente del Sol durante el verano local. Los MCC, cúmulos de muchas células de tormentas, son típicos de esta época del año.

La diferencia entre la formación de MCCs y la de huracanes y ciclones es que estos últimos son alimentados por el océano caliente, mientras que los primeros se forman por la inestabilidad atmosférica.

En Júpiter, las cosas son diferentes, ya que se encuentra tan alejado del Sol (cinco veces más que la Tierra) que éste no puede transferir la energía necesaria. Al contrario, el gigante gaseoso emite un 70 por ciento de energía
más de lo que recibe de nuestra estrella, gracias al reservorio de hidrógeno altamente comprimido que alberga en su núcleo. Los científicos creen que esto es más que suficiente para justificar las turbulencias atmosféricas que observamos en él.

Los procesos desarrollados en Júpiter dejan pequeños a los de la Tierra. Por ejemplo, los relámpagos son varias veces más grandes que sus homólogos terrestres.

Información adicional en:
http://www.news.cornell.edu/releases/Feb00/Jupiter.Storm.bpf.html

Imagen:
http://www.news.cornell.edu/photos/gierasch-fig1.300.jpg
(Imágenes de una región tormentosa vista desde la sonda Galileo, cerca de Júpiter.) (Foto: JPL)


 
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