EUROPA FUNDAMENTA SU CANDIDATURA
(aportación de nuestra amiga
Soraya Alejandra Italiano)
Se prolonga la sucesión de descubrimientos que fundamentan la posibilidad de que la luna joviana Europa tenga vida bajo su costra helada.

Ultimamente parece que no puede transcurrir una semana sin que nuevos trabajos de investigación corroboren y apoyen la teoría de que el satélite de Júpiter que llamamos Europa podría tener vida primitiva bajo su corteza de hielo, allá donde se cree existe un océano líquido.

Los nuevos descubrimientos aportan nuevos elementos que propician la verosimilitud del desarrollo de la vida en un ambiente no tan inhóspito para ella como podría suponerse.

El agua líquida que se encuentra oculta por el manto helado y sólido que cubre Europa es un medio ideal para la proliferación de la vida. Vida que podría consistir en microorganismos similares en tamaño y complejidad a las bacterias que se hallan en la Tierra. Pero para que éstos existan, además de agua, el satélite debe ser capaz de producir la energía necesaria para las reacciones químicas básicas que necesita la vida.

En este sentido van, precisamente, las últimas investigaciones realizadas.  Según estos estudios, la superficie de Europa resulta bombardeada constantemente por billones de partículas cargadas procedentes de Júpiter. Esta radiación podría bastar para producir moléculas orgánicas y oxidantes que sirvan para alimentar una biosfera notable.

En la Tierra, los organismos usan las moléculas de carbono como ladrillos básicos para la vida, para construir cualquier cosa, desde las células al ADN.  Muchos organismos obtienen además su energía a partir de moléculas basadas en el carbono, como el azúcar. Las plantas y las algas usan la energía del Sol para producir sus propias moléculas orgánicas a partir del gas dióxido de carbono que obtienen del océano o la atmósfera (fotosíntesis).

Ya que la corteza de Europa es demasiado gruesa para que la fotosíntesis sea viable, la energía para sustentar la vida de su océano debería proceder de otro sitio. Estamos hablando, por supuesto, de la radiación que procede de la atmósfera de Júpiter. La magnetosfera de este planeta es diez veces más potente que la de la Tierra, así que cuando los protones, electrones y otras partículas del espacio son atrapadas por ella, son aceleradas a altísimas velocidades. Dado que la órbita de Europa se encuentra dentro del campo magnético joviano, recibe un constante bombardeo de estas partículas o iones. Cuando los iones chocan contra el hielo de la superficie de Europa, se pueden producir reacciones químicas que transformen moléculas de agua congelada y dióxido de carbono en nuevos componentes orgánicos como el formaldehído.

Curiosamente, la bacteria más común en la Tierra, el Hyphomicrobium, sobrevive gracias al formaldehído, que es su única fuente de carbono. Bacterias similares podrían vivir sin problemas en el océano de Europa.

La radiación procedente de Júpiter también podría crear oxidantes, como oxígeno o peróxido de hidrógeno, que pueden ser empleados para quemar el formaldehído y otros combustibles basados en el carbono.

Por supuesto, debe haber algún modo para que estos componentes orgánicos y oxidantes consigan atravesar la corteza de hielo, cuyo grosor es de entre 80 a 170 km. Las imágenes de la sonda Galileo han demostrado que hay zonas de hielo fundido sobre la superficie, de manera que puede haber pasos por los que los hipotéticos microbios puedan alimentarse.

La superficie de Europa parece regenerarse de forma natural cada 10 millones de años. Esto implica que las moléculas que ayudan al mantenimiento de la vida pueden alcanzar su destino de una forma muy gradual.

Cálculos conservadores estiman que podría haber un microbio por centímetro cúbico en el agua de Europa. Muy lejos de los cientos de miles que hay en el agua de la Tierra.

La NASA ya está preparando una misión llamada Europa Orbiter, que será colocada en órbita alrededor de este satélite para comprobar si posee o no un océano subterráneo, a partir del 2008. Es de esperar pues que en una década o menos tengamos muchos más datos para confirmar o denegar las posibilidades de que exista vida en esta pequeña luna de Júpiter.

Imagen:
http://photojournal.jpl.nasa.gov/tiff/PIA01642.tif
(Grietas y fallas sobre la superficie helada de Europa.) (Foto: JPL)

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