CULTO A LA IMAGEN
(Aportación de nuestro amigo Luis Francisco Torres)

Imagina que eres alumno de un colegio o universidad privada, en donde algunos de tus compañeros de clases son hijos de las familias con mejor posición económica del País.  Sus vidas sociales te parecerían fabulosas: Antros, fiestas, viajes, ropa de diseñador, todos los aparatos de moda, autos de lujo...

Quizá los verías sólo como jóvenes afortunados con formas de vida distantes a la tuya. O, de lo contrario, nacería en ti la necesidad de querer ser como ellos sin importar que tu realidad económica no te alcance para 'seguirles el paso'.

¡Vaya presión social! ¿verdad?

Ese peso es el que viven actualmente muchos jóvenes estudiantes de universidades y colegios privados, en varias ciudades del país, sin mencionar a alguna en particular,  donde la imagen y la competitividad económica pueden cobrarles factura.
 
El sociólogo Salvador Hernández dice que las tres universidades privadas en donde prolifera más esta presión son el Tec de Monterrey, la UDEM y la UR.

En  colegios privados tambien existe esta presion, en diferentes cuidades del País.
 
"Muchos jóvenes y niñas y niños están en estas escuelas por un gran esfuerzo de sus padres, no porque tengan las posibilidades económicas para estar ahí.  Hay una diferencia entre ellos y los que sí tienen posibilidades".
 
"En las dos o tres universidades privadas que tienen entre sus estudiantes altos niveles de consumo existe, sin duda, esa competitividad.  Son menos los estudiantes los que tienen muy altos niveles de consumo', indica Hernández.
 
Las consecuencias de este fenómeno social, coinciden los expertos, son una alza en los índices de alcoholismo, drogadicción, desórdenes alimenticios y una sociedad individualista y menos cooperativa.
 
Culto a la imagen
 
Hernández afirma que esta presión social comienza en casa, pues es fomentada principalmente por los papás.
 
"Los padres prefieren hipotecar su vida y corren este riesgo. Las familias le apuestan mucho a la imagen.
 
"No es raro ver mucha población flotante en las escuelas privadas, porque no basta con pagar sólo la colegiatura, también quieren que sus hijos tengan la mejor ropa, el mejor celular, el mejor carro, que se junten con compañeros que sólo tienen dinero (sus padres) cosas que no corresponden a su estilo de vida', dice el sociólogo.
 
Con él coincide Alejandro, de 22 años, quien estudia Administración Financiera en el Tec y es egresado de la Prepa Tec Santa Catarina.
 
"Todo empieza desde kínder, los papás meten a los hijos en una escuela de gente 'bien' para que ahí conozcan y se lleven con gente que les conviene.  Todo mundo quiere criar a sus hijos en un ambiente mejor al que ellos crecieron'.
 
El psicólogo, doctor en educación y catedrático de la UDEM, Jesús Amaya, asegura que la presión social no es exclusiva de las universidades privadas.
 
"Esto se da en todos los niveles, claro, en este estrato socioeconómico se da con mucha más intensidad, pero existe en todas partes. y en todas las cuidades.  He hecho estudios en la UANL y es lo mismo.   El joven es el mismo, al muchacho de la universidad privada le dan su BMW y en la pública su Tsuru'.
 
Una asistente administrativa de una tienda exclusiva, ubicada en San Pedro, recuerda el caso de una mamá que fue a la tienda a comprarle una bolsa a su hija de 12 mil 500 pesos, pero que llegó y se fue en camión urbano.
 
"Le enseñaron algunas bolsas a la señora y ella dijo que su hija siempre había querido una bolsa de esta marca.  Dijo que ella había ahorrado y hecho un esfuerzo para comprársela.
 
"A la hora de empacar la bolsa dijo que no se la envolvieran para regalo ni le dieran la bolsa de la marca, porque iba en camión y tenía miedo de que la asaltaran', recordó la empleada.
 
Alejandro también recuerda el caso de una joven con la que salió en un 'date': la joven manejaba auto de lujo, vestía bien y asistía a su misma universidad.
 
"Llegó por ella y su casa era un departamento súper chiquito, en San Pedro, pero ahí vivía toda su familia. El carro de su papá era un carro "equis" y ella tenía un BMW.  Resulta que esta chava era como 'la carta de presentación' de su familia, querían casarla 'bien' y por eso le daban 'todo', platica el joven.
 
Los padres de familia son los responsables de formar  o deformar a los jóvenes,  el sistema de valores que les inculcan a sus hijos es uno orientado a la importancia de la imagen, y el interés señala Salvador Hernández.

Cuanto tiene, cuanto vale, es lo que les dicen los padres a sus hijos entre más tiene el amigo o amiga más merece, ERROR, LAS PERSONAS NO VALEN POR EL DINERO QUE PUEDAN TENER, SINO POR LOS VALORES QUE LES HAN INCULCADO SUS PADRES.
 
"A pesar de las conquistas y los avances que hemos tenido en el terreno científico, de la informática, de la salud, de los derechos humanos, tenemos un retroceso en la formación de nuestros jóvenes', tremendo, opina el sociólogo.
 
"Son jóvenes más preocupados por lo inmediato, más ligados al consumismo, a la imagen, a la fachada, muy poco responsables de lo que pasa en su entorno'.
 
Para Jesús Castillo López, profesor asociado del departamento de Psicología de la UDEM y presidente del Colegio de Psicólogos de Monterrey, la sociedad en general es exclusiva y excluyente.
 
Para pertenecer a los grupos de la élite es necesario cumplir con ciertas características y esto es motivo de tensión y estrés para algunos jóvenes que no las tienen.  Empezando con los padres.
 
"Los grupos que se manejan entre los estudiantes se forman como manera de protección y se excluye a la gente que no cumple con los requisitos de ese grupo, en psicología lo llamamos 'boleto de admisión'.
 
"En este caso, quien no cumpla las reglas de vivir en cierta colonia, tener ciertos carros, venir de ciertas escuelas, no entra.  . No son sólo exclusivos,  dice Castillo López.
 
Pero no todos los estudiantes en estas universidades y colegios siguen este patrón, existe una población de estudiantes que es la excepción a la regla.
 
Rodolfo Bello, director de Apoyos Financieros y Becas del Tec de Monterrey, señala que de los 18 mil alumnos de esta institución, 6 mil son becados y que estos jóvenes tienen su mente concentrada en otro tipo de presiones.  Y becados hay en todos lados, "A ellos, más que llevar una vida divertida o cualquier otra cosa, les preocupa más su familia, que estén bien económicamente.  Su presión es la de
no gastar mucho, ahorrar en lo que se pueda."
 
"No se comparan tanto con los otros chavos, aunque sí les duele no poder ir a las fiestas y eventos.  Esto los hace más completos y más maduros, porque tienen muy claro lo que cuesta la vida', señala Bello.
 
Las consecuencias
 
La presión social entre los jóvenes y niños ha ido creciendo con el tiempo, esto es consecuencia de los mensajes que lo medios emiten y en donde se exalta al hedonismo, al crecimiento de la competitividad y a la poca vigilancia e los padres, opina Hernández.
 
"Este fenómeno no se veía así antes, ha ido creciendo de 10 años para acá. En estos momentos se encuentra en un tope. Se ha disparado el número de jóvenes que sufren de alcoholismo, drogadicción, desórdenes alimenticios, depresiones, severo estrés.  Jóvenes que a los 23 años parecen de 40: el costo de la vida rápida', dice el sociólogo.
 
Castillo López, señala que esta cultura orientada a la imagen se desarrolla en muchas cuidades del norte del País, por la cercanía con Estados Unidos y su cultura individualista.
 
"La competencia lleva a la gente a estar más orientada a la individualidad'.
 
Esto provoca que se reduzca en la sociedad la sensibilidad y las actitudes de solidaridad.
 
"A nivel sociedad, una de las consecuencias es que las conductas de cooperación se reducen.  La cohesión se da más a nivel subgrupo, no hay apertura ante el cambio', añade el psicólogo.
 
¿Cuál es la solución?
 
Ambos expertos coinciden en que la mejor guía para orientar a los niños y jóvenes proviene de la familia, que tienen que educarlos bajo otras prioridades.
 
Enseñarles valores, responsabilidades, que se hagan concientes de la realidad de la familia, que aprendan que el dinero no crece en arboles, que se gana a base de trabajo y mucho esfuerzo de los padres.

Sean padres presentes no ausentes, hay que escucharlos... Además, hay que vigilar más de cerca a los hijos, menores, y aunque sean mayores de edad, son aún adultos en formación, señala Castillo López.
 
"El apoyo de los padres es esencial, tiene que haber dos cosas claves: Comunicación y negociación.

Que no se conformen con la información de las calificaciones.
 
"Los padres  tienen que poder comunicarse con los hijos de lo que sienten y estar enterados de lo que los hijos hacen, pero no de manera invasiva', recomienda el psicólogo.
 
Los papás también deben de poner el ejemplo en sus prioridades y poner límites a los hijos cuando éstos les exigen ciertos lujos, opina Hernández.
 
"La única salida que tenemos como familia es empezar a ser familia, éste es el origen de todo. Hay que bajarle a la competencia con la imagen y la fachada. Los padres deben empezar a poner los pies sobre la tierra y aceptar también ellos mismos su realidad económica', no darles todo lo que quieren los niños o jovenes,  están cayendo en un círculo vicioso, entre más les dan los padres, más quieren, es mejor darles confianza, valores, comunicación, amor...

No sean cómplices de sus propios hijos, actúen como verdaderos padres, añade el sociólogo.

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